28 de marzo 2024

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Washington (EFE).- Estados Unidos llegó a la madrugada de este miércoles con el control de ambas cámaras del Congreso -tanto Senado como Cámara de Representantes- todavía en el aire, después de una jornada electoral en la que el Partido Republicano, que partía como favorito, quedó por debajo de las expectativas.

Tanto las encuestas como la historia estaban del lado de los conservadores, puesto que es habitual en EE.UU. que el partido de la oposición al presidente consiga grandes logros en los comicios de medio mandato, y aunque la victoria aún podría decantarse del lado republicano, en ningún caso será por un margen aplastante.

Con el escrutinio ya muy avanzado en la mayoría de estados del país, los republicanos se habían asegurado 186 escaños en la Cámara de Representantes y los demócratas tenían 149, ambos por debajo de la mayoría de 218 necesaria para controlar la Cámara Baja.

Con las cifras de las que se dispone hasta el momento, los conservadores habrían logrado arrebatar 4 escaños a los progresistas, una cifra que les acerca al control de la Cámara pero que todavía no es suficiente.

El Senado abierto

En el caso del Senado, el escenario está todavía más abierto, puesto que ambos partidos se encuentran prácticamente empatados con 47 senadores para el Partido Demócrata y 46 para el Republicano, con 7 escaños todavía en juego, algunos de ellos en estados clave como Georgia, Nevada y Wisconsin.

La decepción entre las filas republicanas por unos resultados significativamente por debajo de los esperados era ya evidente en la madrugada del miércoles, tal y como expresó el senador conservador Lindsey Graham en la cadena NBC, quien asumió que «definitivamente no habrá una ola republicana, eso está clarísimo».

Entre los demócratas, sin embargo, las sensaciones eran de alivio e incluso de optimismo, al haber conseguido mitigar una hipotética «ola roja» (el color asociado con el Partido Republicano en EE.UU.) y mantener vivas las opciones de seguir controlando tanto la Cámara de Representantes como el Senado.

En un sistema presidencial como el de Estados Unidos, el Ejecutivo y el Legislativo pueden estar controlados por partidos distintos, por lo que el actual presidente, el demócrata Joe Biden, necesita que su formación mantenga el control de ambas cámaras si quiere seguir avanzando en sus objetivos políticos durante los próximos dos años de mandato.

Biden mantiene sus opciones

Antes de la jornada del martes, cuando las encuestas apuntaban a una gran victoria republicana, el escenario pintaba de lo más sombrío para Biden, pero ahora, con el control de ambas cámaras todavía por decidir, el presidente aún mantiene opciones de terminar su mandato con el apoyo del Legislativo.

Tras lo ocurrido en las elecciones presidenciales de 2016 y 2020, cuando los sondeos subestimaron significativamente la fuerza del Partido Republicano -en ambas ocasiones liderado por el expresidente Donald Trump-, muchos analistas temían que el fenómeno se repitiese y que la victoria conservadora fuese todavía mayor que la apuntada por las encuestas.

En esta ocasión, sin embargo, no sólo atinaron más, sino que incluso pecaron de lo contrario, sobrestimando la fuerza de los republicanos y subestimando la de los demócratas.

Al margen de los sondeos, el partido que controla la Presidencia históricamente ha tendido a perder escaños en el Congreso durante las elecciones de medio término, que se celebran dos años después del inicio de un mandato presidencial.

Excepciones históricas

Hasta ahora, hay solo tres excepciones en las que el partido del presidente ha ganado escaños en la Cámara de Baja, que se renueva por completo en las elecciones de medio término; mientras que solo se elige un tercio del Senado.

En concreto, en 1934, el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt aumentó la ventaja de su partido en las dos cámaras del Congreso gracias a la popularidad de su políticas del «New Deal».

En 1998 con el demócrata Bill Clinton, los demócratas ganaron escaños en la Cámara Baja, aunque los republicanos mantuvieron el control del Congreso.

Y, por último, en 2002, el republicano George W. Bush, con grandes niveles de popularidad tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, arrebató el Senado a los demócratas y aumentó su ventaja en la Cámara Baja, convirtiéndose en el único presidente de la historia reciente que ha conseguido cambiar de signo una de las dos cámaras del Legislativo en unas elecciones de medio término.

Biden felicita por teléfono a algunos de los ganadores en las elecciones

El presidente estadounidense, Joe Biden, llamó por teléfono este martes a algunos de los ganadores de su partido en las elecciones de medio de mandato, como el líder de los demócratas del Senado, Chuck Schumer, que representa a Nueva York.

Biden, que se encuentra en la Casa Blanca, habló por teléfono con 37 demócratas que ya han sido declarados ganadores en estos comicios. Además, envió un mensaje de texto al demócrata John Fetterman, que será uno de los dos senadores del estado clave de Pensilvania.

Una de sus primeras llamadas fue a la hasta ahora fiscal general del estado de Massachusetts, Maura Healey, quien tras las elecciones de este martes se convertirá en la primera mujer en ser elegida gobernadora de su estado y en la primera gobernadora del país abiertamente lesbiana.

Además, Biden habló con los gobernadores de Rhode Island, Dan McKee; Colorado, Jared Polis; y de California Governor, Gavin Newsom, que fueron reelegidos en sus puestos, así como con el progresista Peter Welch que acaba de ser elegido senador por Vermont.

El presidente de EE. UU. también conversó por teléfono con la representante Lisa Blunt Rochester, que fue reelegida por un distrito del estado de Delaware, y con la representante centrista Abigail Spanberger, quien se enfrentaba a una carrera muy disputada en un distrito de Virginia.

Biden no hizo ningún acto público durante la jornada electoral y se mantuvo en contacto por teléfono con altos cargos del Comité Nacional Demócrata (DNC, en inglés), el órgano del partido.

El mandatario se ha comunicado con los estadounidenses a través de Twitter, donde colgó mensajes destinados a movilizar a la base demócrata y pedir que acuda a las urnas.

Además, por la noche, colgó una foto en la que se le veía hablando por teléfono y con una gorra verde que llevaba las palabras «Camp Hale», el nombre del primer monumento nacional que ha declarado desde que llegó a la Casa Blanca en 2021 y que se encuentra en Colorado, uno de los estados clave en estos comicios.

Su agenda de este miércoles no incluye por ahora actos públicos, aunque podría cambiar.

En los últimos días, la Casa Blanca se ha resistido a aclarar si Biden dará una rueda de prensa para evaluar los resultados, como han hecho todos los presidentes de EE. UU. desde el demócrata Bill Clinton (1993-2001).

Trump se lleva un varapalo electoral en el estado clave de Pensilvania

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) se llevó en las elecciones de medio mandato de este martes un varapalo en Pensilvania, donde los demócratas vencieron a los dos candidatos que Trump había apoyado para la gobernación y para uno de los escaños del estado en el Senado.

Pensilvania era uno de los estados donde más esfuerzo habían invertido Biden y Trump: ambos dieron comienzo allí a la campaña electoral en septiembre y el pasado sábado celebraron grandes mítines en ese estado, en un intento por arañar los últimos votos.
Al mitin de Biden acudió el expresidente Barack Obama (2009-2017), quien urgió a los estadounidenses a que acudieran a las urnas con el argumento de que la democracia estaba en juego.

Uno de los grandes vencedores de la noche fue John Fetterman, actual vicegobernador del estado y que, con sus más de dos metros de altura y su aspecto rudo, recuerda más a un obrero del decrépito cinturón industrial de Pensilvania que a alguien que aspira a moverse en los círculos del poder en Washington.

«Estoy orgulloso de la campaña que hemos hecho. Esta campaña siempre buscaba luchar por todos aquellos que alguna vez fueron derribados y volvieron a levantarse», clamó esta noche Fetterman, que sufrió un ictus justo antes de ganar las primarias demócratas y tiene problemas de oído y de dicción.

Enfrente tenía a Mehmet Oz, aliado de Trump y conocido popularmente como Dr. Oz por sus apariciones en televisión, donde durante años llegó a tener su propio programa diario de consejos médicos tras convertirse en un rostro habitual de la mano de Oprah Winfrey.

El otro demócrata que triunfó fue Josh Shapiro, hasta ahora fiscal general del estado y que derrotó al republicano Doug Mastriano, un senador estatal que financió algunos de los autobuses que transportaron a Washington a los simpatizantes de Trump que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021.

Pensilvania está considerado un estado péndulo y fundamental para cualquier candidato que quiera hacerse con la Casa Blanca por su peso en el Colegio Electoral, el órgano encargado de elegir al presidente de Estados Unidos.

Obama ganó Pensilvania en los comicios de 2008 y 2012, Trump se lo arrebató a los demócratas en 2016 y Biden lo recuperó en 2020.