22 de noviembre 2024

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Irina Karamanos, ex primera dama y pareja del presidente Gabriel Boric, indicó con respecto al rol del cargo que «desde el comienzo estuvo planificado que la parte institucionalizada del rol de primera dama fuera algo de lo que pudiéramos prescindir. Principalmente, porque ejercer poder desde ese rol nos parecía algo poco democrático por no ser un cargo electo, sino un cargo que existe y se mantiene en virtud de un vínculo afectivo, al tiempo que tiene un anclaje construido e institucionalizado, con fundaciones, con una oficina en el Palacio de Gobierno».

Así lo señaló a elDiario.es, donde también declaró que «la primera etapa fue de escucha, diagnóstico, hablar con sindicatos, trabajadores, tener una mirada de la construcción institucional que se había hecho. Por una parte, había aspectos que estaban desatendidos, mientras había instituciones que se habían transformado en fundaciones importantes, grandes, con muchos trabajadores en algunos casos».

«Hicimos las propuestas, la posibilidad de desanclarlo institucionalmente. Y ahora estamos esperando que se terminen los procesos más burocráticos de los cambios», señaló la antropóloga, agregando que «al tiempo, queda la clausura de la institucionalidad del rol, aun se puede profundizar más mediante leyes».

«Está todo el universo cultural, de lo que se espera de esta persona, los estereotipos asociados a la mujer, en este caso, del Presidente. También pensando en que, probablemente, es la versión más conservadora que se tiene de la idea de la pareja de alguien importante, siempre en una tribuna muy binaria, y también con una idea de complementariedad codependiente», dijo Karamanos.

Según la ex coordinadora sociocultural de La Moneda, la «idea de codependencia es muy fuerte porque, en el fondo, implica que lo femenino y lo masculino en política puede ser encarnado en personas de dicho sexo. Y, por eso, también, todo lo que se espera que haga la pareja es principalmente en temas que tienen relación con cuidados, con los cuidados de personas mayores, niños, mujeres».

«Pero, además, está la idea de que hay que cuidar al Presidente también. Es un cuidado global, universal, que hay que ejercer, muy maternal. La figura como madre de todos. Y al no calzar con eso se generan bastantes problemas, confusiones que pueden llevar a ataques o críticas más duras, o a campañas de deslegitimación de esa mujer que no está cumpliendo con la expectativa normativa de lo que se esperaría que hiciera. Y si hace otras cosas, peor aún», agregó.

También expresó que «una cosa es no hacer lo que se espera que hagas y otra cosa, encima, es hacer otra cosa adicional a lo que se espera que hagas. Y esa parte cultural va a continuar, es algo que está en desarrollo, que tiene que ver con lo que se espera de la pareja presidencial y que tiene que ver con transitar en una autonomía de ambos lados».

«Es decir, también el Presidente puede cuidarse; también el Presidente puede tener aspectos femeninos, masculinos y todo lo que se quiera asociar socialmente a rasgos de género; así como yo también», sentenció.