“No hay mal que dure cien años” ha sido la principal frase titular de varias portadas. ¿Cómo no? Si la muerte de Lucía Hiriart revive las heridas más profundas de miles de víctimas de la dictadura, una época de absoluta desolación y en la que su figura, es situada como uno de los roles protagónicos durante el golpe de 1973.
Lo cierto, es que Lucía Hiriart fue por más de una década la mujer más poderosa del país y, citando a Amado Nervo “fue la arquitecta de su propio destino”. Su personalidad fría, dominante y calculadora le permitieron estar detrás de muchas decisiones adoptadas por Augusto Pinochet.
En su biografía no autorizada titulada “Doña Lucía” y escrita por la periodista Alejandra Matus, se revelan algunos detalles de su vida personal y sus ansias de poder.
En 1943, con 20 años contrajo matrimonio con “este oficial del montón” y vivían en una casa fiscal en Iquique.
Según relata Matus en su libro, en aquella época ya manifestaba su manía por ser reconocida y codearse con la clase alta.
“¡Milico!, ¡poca cosa!, ¡nunca vamos a salir de este hoyo!”, fueron las primeras frases que retumbaron en los oídos de Pinochet y que lo instaron a que 30 años después diera la orden de bombardear La Moneda, según el libro de Matus.
Sus frases más polémicas
Hay varias frases polémicas en su historial.
En el año 1984, que se caracterizó por las protestas contra la dictadura, Lucia Hiriart señaló que “si yo fuera jefa de gobierno sería mucho más dura que mi marido, indudablemente. Desde ya tendría en estado de sitio a Chile entero”.
Durante 1986 ocurrió el “Caso Quemados”, en que a las víctimas del hecho, Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas les rociaron combustible y les prendieron fuego, luego los cubrieron con unas frazadas y los abandonaron en un sitio eriazo. Rodrigo Rojas no sobrevivió debido a la gravedad de sus heridas, Carmen Gloria Quintana sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo.
En medio de la investigación judicial, Hiriart manifestó que “para qué se queja tanto esta niña, si se quemó tan poco”, cuenta su biografía.
“Estaría bueno que, para que Chile se vuelva a reencontrar, que reconozcan que mi marido es absolutamente inocente de los cargos que le hacen”, tras la detención de Pinochet en Londres en el año 1998, Lucía Hiriart salió en su defensa y afirmó su inocencia, pese a los delitos de lesa humanidad que se le atribuyen.
Poder y codicia
La esposa de Augusto Pinochet era dueña de todo el piso 17 del edificio Diego Portales. Alrededor de 20 personas trabajaban para ella, entre funcionarios de seguridad, asesores de prensa y de moda, el servicio completo se trasladó hacia el palacio de La Moneda años más tarde ya consolidados en el poder.
Luego vino CEMA Chile, institución que presidió hasta el año 2016 y que tuvo entre sus propósitos coordinar actividades entre mujeres de escasos recursos y cuyas voluntarias eran en su mayoría esposas de militares o partidarias de la dictadura.
Algunas de estas voluntarias trabajaban con temor en CEMA Chile, porque creían que si se negaban afectarían a la carrera y al rango de sus maridos en el Ejército, “el poder de Lucía Hiriart” era implacable.
La exprimera dama fue investigada por el delito de malversación de caudales públicos. cerca de 120 propiedades adquiridas por la fundación habían sido traspasadas de manera fraudulenta desde el Ministerio de Bienes Nacionales durante la dictadura militar.
“Nunca he sido prepotente ni tan mandona como dicen”
Dos años después del deceso de Augusto Pinochet, en 2008, y tras haberse mantenido en silencio, La Tercera le hizo una extensa entrevista, En el diálogo periodístico no asoma ni un ápice de remordimiento.
¿Augusto Pinochet murió en soledad?
-Él se fue de este mundo con el convencimiento de la gran injusticia que cometieron en su contra. A pesar de que era muy difícil que Augusto te lo dijera. Como su esposa, yo le adivinaba un poco todo. Creo que sí, ese dolor se lo llevó. Lo calumniaron tanto… además de todas las injusticias que se dijeron con respecto al papel que tuvo como presidente de la República. Resulta que después de 17 años entregó el país en forma espléndida, de manera democrática, y hoy dicen que ¡nada de eso se hizo! ¿Todo se ha hecho en estos últimos 20 años?
¿Está consciente de que la imagen que existió de usted como primera dama fue la de una mujer dura, que impulsó a su marido a actuar con severidad?
-Sé que eso dicen de mí. No me conocen. Sí le puedo asegurar que tengo bastante confianza en mí misma y me gusta enfrentar las cosas con valentía. No sé si siempre actuaré con sensatez, pero he intentado hacerlo. Nunca he sido prepotente ni tan mandona como dicen. Ahora bien, si tienes a mucha gente trabajando bajo tu tutela es necesario cultivar cierto ascendiente.
Doña María Lucía Hiriart Rodríguez, se convirtió con el paso de los años en la mujer símbolo de la impunidad en Chile, “la estratega política, la del poder en las sombras” como la cataloga Alejandra Matus.
Su muerte en impunidad por los delitos de enriquecimiento ilícito, nos recuerda que la justicia terrenal no ha sido suficiente, y ahora solo queda que el peso de la historia y la memoria nos ayude a reconocer los hechos del pasado y lograr así la construcción de un futuro mejor. !Para que nunca más en Chile!
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