Agencia Xinhua
Israel lanzó este jueves una nueva oleada de ataques aéreos en el sur del Líbano, advirtiendo a los residentes de varias aldeas que evacuaran, en medio de un aumento de tensiones pese al alto el fuego que ha durado casi un año.
Analistas consideran que esta escalada forma parte de una campaña de presión calculada de Israel contra Hezbolá.
El ejército israelí informó el jueves en un comunicado que “ha iniciado una serie de ataques contra objetivos militares de Hezbolá en el sur del Líbano”, mientras que el portavoz militar Avichay Adraee emitió advertencias de evacuación específicas para las aldeas de Al-Tayyiba, Tayr Debba y Aita al-Jabal.
Fuentes libanesas indicaron que los bombardeos israelíes del jueves mataron a una persona y dejaron ocho heridas en el municipio de Toura, en el sur del país, además de una persona herida en Tayr Debba.
Los ataques han provocado nuevos desplazamientos de civiles, con congestión vehicular reportada mientras los habitantes huyen de las zonas objetivo. Varias escuelas privadas en el área de Nabatieh anunciaron su cierre para el viernes, a fin de evitar exponer a estudiantes y docentes a posibles ataques.
Las ofensivas marcan la más reciente de una serie de operaciones israelíes en aumento, que según fuentes libanesas se han intensificado durante los primeros días de noviembre.
De acuerdo con dichas fuentes, el ejército israelí llevó a cabo 22 operaciones militares solo durante la primera semana de noviembre, incluyendo ataques aéreos, bombardeos de artillería y demoliciones de viviendas.
“Estas operaciones militares provocaron la muerte de ocho personas y heridas a otras diez, la destrucción de seis casas, el incendio de cuatro excavadoras y daños significativos a propiedades e infraestructura civil”, dijeron las fuentes a Xinhua el jueves.
Esto se suma a las víctimas de octubre, cuando el Ministerio de Salud del Líbano informó de 28 muertos y 54 heridos a causa de los bombardeos israelíes.
Ese mismo jueves, una fuente de inteligencia militar libanesa de alto nivel reveló que “el ejército libanés está trabajando con toda su capacidad para limpiar las zonas al sur del río Litani de armas y militantes”, habiendo establecido posiciones en 118 lugares y destruido decenas de sitios y túneles militares.
Las unidades del ejército libanés han completado alrededor del 90 % de su misión en la primera fase, que está programada para concluir a fines de este año, agregó la fuente.
Mientras tanto, Hezbolá emitió el jueves una carta abierta dirigida al presidente Joseph Aoun, al presidente del Parlamento Nabih Berri y al primer ministro Nawaf Salam, advirtiendo contra “caer en trampas de negociación” con Israel.
“No existe ningún interés nacional en abrir negociaciones políticas con el enemigo israelí”, señala el comunicado, agregando que Israel utiliza el “chantaje” para imponer condiciones, como el desarme de Hezbolá como requisito para poner fin a las hostilidades, algo “inaceptable y no incluido en la declaración de alto el fuego”.
La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) expresó nuevamente su profunda preocupación por la escalada militar a ambos lados de la Línea Azul, e instó a todas las partes a “actuar con moderación y mantener canales de comunicación abiertos para evitar errores de cálculo”.
Un alto el fuego entre Hezbolá e Israel está vigente desde el 27 de noviembre de 2024. Sin embargo, el ejército israelí sigue realizando ataques esporádicos en territorio libanés, alegando operaciones contra “amenazas” de Hezbolá, mientras mantiene fuerzas en cinco posiciones principales a lo largo de la frontera.
“El Líbano se encuentra actualmente al borde de una nueva confrontación”, advirtió el analista político libanés Nidal Issa, quien describió la situación como parte de la política israelí de “presión mediante el fuego” para imponer sus condiciones antes de deslizarse hacia una guerra a gran escala.
A pesar de la intensificación de las operaciones, “Hezbolá busca mantener el equilibrio de disuasión sin dejarse arrastrar a una guerra total”, añadió Issa, señalando que el grupo considera la demanda israelí de su desarme como una condición destinada a humillar al Líbano.
Por su parte, el analista político Refaat Badawi, asesor del ex primer ministro Salim al-Hoss, opinó que la escalada “busca presionar a Hezbolá y al gobierno libanés para entrar en negociaciones directas o indirectas bajo un marco diplomático que podría conducir a la normalización de relaciones entre Líbano e Israel”.
“Israel está utilizando esta presión como forma de chantaje para mantener el statu quo en el sur del Líbano, impedir que el país exija su retirada y volver al acuerdo de alto el fuego de 1949”, concluyó Badawi.

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