El presiente y senador del Partido Republicano, Rojo Edwards, precisó que «el tratado de Escazú no es parte de una agenda medioambiental, por cuanto nuestra legislación ambiental es más avanzada que Escazú, tiene otras motivaciones de corte más corporativista o del entendimiento de la independencia que tiene nuestro poder judicial y la soberanía nacional, entonces la motivación no es ambiental. Para defender el medio ambiente no hay que firmar Escazú», sentenció el legislador.
«Este tratado por su ambigüedad permitiría perfectamente un par de años más que estemos en La Haya o en un corte internacional demandado por algún vecino, afecta la soberanía», acotó Edwards, agregando «una desinteresada defensa del medio ambiente exige el retiro de esta firma».
En un sentido similar, el diputado de Republicanos y miembro de la comisión de Medio Ambiente, José Meza, expresó que «Chile no necesita firmar Escazú, este es un tratado ambiguo que el abrirá la puerta a activistas extranjeros para que se inmiscuyan en nuestros asuntos internos. Cede nuestra soberanía a través de estas normas bastante imprecisas (…) Escazú es la forma que ha encontrado la izquierda internacional para también meter su odiosidad en nuestro país, a través del medio ambiente».
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