En el primer día de los alegatos orales del juicio entre Chile y Bolivia por el estatus y los usos de las aguas del Silala, ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), Chile defendió este viernes que dicho río es un curso «internacional» de agua y que «estudios presentados por la contramemoria de Bolivia confirman que fluye de forma natural».
En su intervención la agente chilena y subsecretaria de la Cancillería, Ximena Fuentes, partió señalando que «Chile le pide a la Corte que confirme el estatus del Silala como un curso de agua internacional y las normas que gobiernan la relación entre Chile y Bolivia como estados ribereños. En 1999, Bolivia de manera abrupta y por primera vez negó que el Río Silala fuera un curso de agua internacional, señalaba que estas aguas pertenecen completamente a Bolivia y que han sido desviados hacia territorio chileno».
Fuentes recordó que «a lo largo de casi 100 años las partes habían convenido de que el río Silala fluye de manera natural desde Bolivia hasta Chile, existen amplias pruebas de reconocimiento por Bolivia de la naturaleza internacional del río Silala, en particular documentos, mapas y declaraciones explícitas por parte de las propias autoridades bolivianas». Algo que dijo se da en el mapa adjunto al Tratado de Paz y Amistad de 1904, suscrito por ambas partes, «donde se representa al río Silala pasando de Bolivia a Chile», acotó.
Para la agente, «un aspecto importante de la reivindicación boliviana, a efectos de que Chile ha desviado las aguas del Silala, es que Bolivia nunca intentó presentar a Chile estudios científicos serios en base a los cuales las dos partes hubieran podido iniciar un diálogo fructífero». De este modo, Fuentes explicó que «la primera vez que los estudios encargados por Bolivia respecto del funcionamiento del Río Silala se han puesto en común en Chile, han sido durante las presentes actuaciones ante la Corte Internacional de Justicia».
«Estos estudios presentados por la contramemoria de Bolivia vienen a confirmar lo que Bolivia había negado durante años, en el periodo entre 1999 y septiembre de 2018, a saber que el Río Silala fluye de forma natural a lo largo de la pendiente topográfica de Bolivia a Chile. Bolivia ha regresado, en esas actuaciones al punto donde se hallaba antes de 1999 y ya no cuestiona la condición del Silala como un río Internacional», recalcó. No obstante, indicó que Bolivia ha abandonado la idea de que el Silala «no es un curso de agua internacional y ha aceptado que el Silala fluye de manera natural de Bolivia a Chile, esto es la demanda A de Chile.
También ha reconocido que en tanto curso de agua internacional, el Silala se rige por los principios de utilización equitativa y razonable y que los deberes de consultar y de evitar daños considerables también son de aplicación, estas son las demandas B y D de Chile. Bolivia incluso ha reconocido que el uso pasado y actual por Chile del Silala, en calidad de cursos de agua internacional, es razonable y equitativo, es la demanda C de Chile». «Todo ello, significa que al parecer la reivindicación de deuda histórica ha quedado abandonada por Bolivia, al menos en sus alegaciones ante la Corte, en la medida de que Bolivia reconoce la condición internacional del Silala y el derecho de los dos estados ribereños a beneficiarse de éste, conforme el derecho internacional», aseveró Fuentes. Finalmente, la agenda planteó que «el caso del río Silala, por pequeño que pueda ser el río Silala (…) proporciona a la Corte una oportunidad valiosa de confirmar determinados principios básicos respecto al derecho internacional de recursos compartidos de agua dulce.
Principalmente que todos los estados ribereños tienen derecho a un uso razonable y equitativo de un curso de agua internacional, y que el derecho no permite a un río aguas arriba, efectuar cargos a su vecino aguas abajo por el control del flujo de este curso de agua». Al terminar la intervención de Fuentes, fue el turno de las presentaciones de otros miembros del equipo chileno como Johanna Klein Kranenberg, coordinadora ejecutiva caso Silala; Stephen McCaffrey; Alan Boyle; Laurence Boisson de Chazournes y Samuel Wordsworth. La coordinadora además defendió que «los canales y cual otra obra hidráulica en Bolivia fue realizados por una empresa ingresa en virtud de una licencia otorgada por una empresa en Bolivia en 1908, de lo que se deduce que los canales y el supuestos flujo artificial no son de modo alguna atribuibles a Chile».
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