21 de noviembre 2024

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Mauricio Daza es abogado, estuvo involucrado en casos donde el candidato oficial del gobierno para convertirse en fiscal nacional, José Morales, aborda la nominación. Además, en conversación con Veritas Capitur, también se refirió la situación actual del proceso constituyente, en su calidad de ex convencional.

¿Qué le parece el nombre de José Morales para ser el candidato del Ejecutivo para ser el nuevo Fiscal Nacional?

Yo creo que es una mala sorpresa. José Morales era el candidato que estaba siendo más impulsado por sectores del piñerismo, por algunos sectores de la ex concertación vinculados a Guido Girardi, lo mismo que ocurrió en la elección anterior. Hay que recordar que José Morales era el candidato para reemplazar a Sabas Chahuán, impulsado por el Senado porque, entre comillas, era el que daba garantías en un contexto en el cual se estaban generando las investigaciones por financiamiento ilegal de la política que salpicó a todo el espectro, sobre todo el financiamiento de SQM.

Bueno, siete años después, la historia se repite. Y Gabriel Boric, a pesar de haber tenido un discurso en contra de todo lo que fue la operación vinculada con la desarticulación de estas investigaciones, e incluso, habiendo advertido, avisado, al Presidente Piñera que estaba siendo investigado por crímenes de lesa humanidad por parte del Ministerio Público, bueno, termina nominando a una persona vinculado e impulsado por ese mundo, lo que llama la atención. Yo diría que pone en tela de juicio cuál había sido la postura previa y manifestada públicamente por el Presidente Boric.

¿Y el acuerdo político entre los tres poderes anunciado por la ministra de Justicia, Marcela Ríos?

Esto devela que estamos frente a un proceso de designación de la máxima autoridad del Ministerio Público que no cumple con los estándares mínimos de transparencia propia de una Estado de derecho en forma. El proceso involucra la designación de una quina, una lista de cinco personas, para la cual la Corte Suprema escuchó 10 minutos a cada uno de los 17 postulantes. Yo me pregunto quién puede hacerse un juicio real y verdadero acerca de las calidades y méritos de una personas, y cuál es su para liderar el Ministerio Público, en una exposición de 10 minutos donde no veo preguntas, contrastes, antecedentes, nada.

Además, era una nómina muy mala y llama la atención. Uno se pregunta si finalmente se eligieron a los candidatos por sus méritos o por los intereses que representan. Y bueno, el Presidente Boric elige, yo diría que, a la peor carta, a la que da menos garantías por lo menos respecto de lo vinculado a la persecución penal de delitos graves cometidos por altas autoridades y grandes empresarios, pero elige este nombre después de una negociación con el Senado cuyos términos nadie conoce. Nadie sabe cuál fue el tenor de estas conversaciones. No hubo audiencias públicas acerca de esta materia. Se manda al Senado cuando ya está todo, básicamente, cocinado. Ese es el problema, acá no se supera la crisis de credibilidad respecto de las instituciones frente a la nominación, además de una persona muy importante, que va a definir la forma en que se persiguen los delitos en los próximos ocho años.

¿Cuáles son los casos más destacados del candidato, según usted?

El primero que a uno le salta a la mente es el caso de sobornos de LAN en Argentina. Hubo una imputación vinculado a que directores de LAN, por ahí por la década del 2000, habrían pagado coimas por US$1 millón y medio a un ex ministro de transporte en Argentina. Esos antecedentes se remitieron a Chile, los recibió José Morales, y al cabo de unas semanas sin hacer ninguna diligencia archivó la investigación. Lo que generó, además, un cuestionamiento en un informe oficial de la OCDE porque Chile no habría cumplido con los estándares que se había comprometido en un instrumento de lucha contra la corrupción. O sea, el fiscal a cargo de una causa, la cual generó un reproche por una entidad internacional, hoy día está nominada como fiscal nacional. A eso también hay que agregar otro caso, el cascadas, donde yo era querellante. Y donde, la verdad es que, durante un año y medio, me consta, no realizó ningún tipo de diligencia útil, relevante, sustantiva para esclarecer los hechos. Lo que generó que tanto yo como otros querellantes pidiéramos la remoción del fiscal Morales, cosa que logramos, por la gravedad de estos antecedentes.

Algo similar ocurrió con el caso del fraude a Carabineros. El señor Morales recibió antecedentes en la Unidad de Análisis Financieros dos años antes que estallara el caso públicamente, y lo que hace es remitir todos estos antecedentes a los propios Carabineros, al entonces director de la Dipolcar, Bruno Villalobos, quien después estaría imputado en el pacogate. Finalmente lo que hizo al cabo de unas semanas, sin ninguna diligencia sustantiva fue cerrar el caso. Allí hay muchas críticas porque si hubiera realizado su trabajo de verdad, probablemente se habrían ahorrado varios de miles de millones de pesos porque el fraude siguió adelante, a partir de lo que fue la falta de persecución penal.

En el caso de colusión de las farmacias, él también estaba a cargo como jefe de la Unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, y en su momento impulso y suscribió un acuerdo con las defensas para terminar el caso a partir de clases de ética. Muchas veces se habla de estas clases en el caos Penta, que fue muy posterior, pero yo diría que el autor intelectual de las clases de ética como una fórmula para terminar causas de relevancia fue el propio Morales.

Y un caso más reciente, el caso Kaiser que se vincula con las muertes de personas en las bodegas de la empresa en el contexto del estallido social, donde los familiares de las víctimas han reclamado insistentemente que el fiscal Morales de nuevo no han realizado diligencia para investigar. Hay una desidia, según los familiares de las víctimas. Incluso, la PDI emitió un informe, señalando cuestionamientos respecto a que la carpeta la recibieron tarde y desordenada.

Y yo diría que los casos exitosos, entre comillas, de Morales, es el caso La Polar que terminó con un juicio abreviado. O sea, un pacto con las defensas de los imputados garantizando que ninguno iba a cumplir un sólo día en la cárcel y que iban a pagar montos que sólo correspondían a una fracción de lo que se habría afectado. Y también el caso de Rafael Garay donde, efectivamente, obtuvo una condena, pero esto es bastante insólito. Porque el tribunal condenó al acusado a una pena superior a la que estaba pidiendo el Ministerio Público. Lo que también implica un reproche porque decirle a la fiscalía «mire, usted pidió poca pena, yo lo voy a condenar incluso a más» no es algo habitual. Ese es el candidato que genera, entre comillas, garantías en el mundo político. El candidato de la centro derecha y de parte de a ex concertación, que fue nominada por Gabriel Boric.

En su calidad de ex convencional, ¿Cómo ha visto las negociaciones y las primeras propuestas para que continúe el proceso constitucional?

Creo que esto es parte de una lógica que era predecible. Lo que nosotros veíamos que podía darse y que se está dando, era el dilatar el proceso de negociación lo más posible. Instalar en la agenda pública otros temas que parezcan de mayor relevancia para diluir el proceso constituyente y que finalmente quede en nada. Creo que vamos en esa dirección. Todos los días hay algo nuevo. No hay que quedarse en el tema puntual, creo que hay que ver la película más amplia. Y en este sentido, la irrupción ahora, justo ahora, de Amarillos x Chile, que yo creo que no es casualidad, señalando una, entre comillas, alternativa que no había estado dentro de la mesa, que es que no exista un órgano elegido sino derechamente que sea una instancia designada a dedo por el parlamento, que redacte este proyecto de nueva Constitución. Y que, paradójicamente, como es una puesta en escena, ahora aparecen sectores de la derecha diciendo que es una idea razonable. Y una de las cosas razonables es que no vendría de «ellos», da cuenta de la misma dinámica. Creo que es la apuesta: Dilatar esto al máximo, colocar en la agenda otros temas. Y tiene la posibilidad de hacerlo, porque además los sectores que están en contra de un proceso constituyente también tienen la posibilidad y una muy buena llegada con diferentes medios y hacer que esto se diluya permanentemente lo que yo creo que es un grave error.