En su Reunión de Política Monetaria (RPM), el Banco Central de Chile acordó reducir la tasa de interés de política monetaria en 75 puntos base, hasta 6,5%. La decisión fue adoptada por la unanimidad de los miembros del Consejo.
El Consejo del instituto emisor prevé que, en línea con el escenario central del IPoM de marzo, la TPM seguirá reduciéndose. La magnitud y temporalidad del proceso de reducción de la TPM tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación. El IPoM que se publicará mañana contiene los detalles del escenario central, las sensibilidades y riesgos en torno a este y sus implicancias para la evolución futura de la TPM.
ESCENARIO MACROECONÓMICO
El Banco Central observa que en el plano externo, la inflación mundial ha seguido disminuyendo, aunque existen riesgos asociados al aumento de los costos ─principalmente el transporte y los combustibles─ y la persistencia de altos registros en la inflación de servicios. Destaca EE.UU., cuya inflación en los últimos meses ha mostrado cifras algo por sobre lo previsto, de la mano de una economía que se ha mantenido resiliente, apoyada por la solidez del mercado laboral y del consumo privado. Esto ocurre en un escenario en que la actividad en el resto del mundo muestra perspectivas que siguen siendo moderadas, aunque con algunos signos de repunte en el margen.
Las expectativas de mercado indican que el inicio de recortes de tasas de interés en EE.UU. se postergaría, en un contexto en que la Reserva Federal ha mostrado una postura algo más cautelosa. En comparación con la Reunión de enero, las tasas de interés de largo plazo subieron en varias economías y las bolsas han tenido aumentos. El dólar, aunque con vaivenes, se ha fortalecido algo. Respecto de las materias primas, tanto el precio del petróleo como el del cobre han aumentado.
El mercado financiero chileno se ha visto afectado tanto por las tendencias en los mercados globales como por el comportamiento reciente de la inflación local. Desde la última Reunión, las tasas de corto y de largo plazo subieron, el peso se depreció y la bolsa aumentó. Respecto del crédito, las tasas de interés de las colocaciones, especialmente las comerciales, han continuado reflejando la transmisión de las bajas de la TPM. Las hipotecarias, más vinculadas a las tasas de largo plazo, siguen elevadas. La morosidad ha crecido en todas las carteras.
Los datos de fines de 2023 e inicios de 2024 muestran un contrapunto entre una actividad algo mejor que lo previsto y una demanda más débil. Las Cuentas Nacionales de 2023 mostraron que el consumo tuvo un desempeño por debajo de lo esperado a lo largo del año y que la inversión cayó significativamente en el segundo semestre, particularmente en sus componentes transables. En lo que va de 2024, los datos de Imacec han mostrado un crecimiento por sobre lo esperado. Esto se asocia principalmente a factores de oferta y un mayor impulso externo, aunque también incidieron los servicios. El mercado laboral mantiene coherencia con la trayectoria del ciclo. La ocupación y la participación laboral han continuado con una mejora gradual. La tasa de desocupación sigue algo por sobre su promedio histórico. Las expectativas económicas de los hogares y empresas han mejorado levemente en lo que va del año, aunque se mantienen en terreno pesimista.
La inflación de enero y febrero superó lo previsto, lo que hizo aumentar la variación anual del IPC ─serie referencial empalmada─ hasta 3,6% (3,2% en enero). Entre otros factores, esta evolución respondió a la depreciación del tipo de cambio, alzas de precios externos y reajustes de algunos precios locales. La variación anual de la medición subyacente ─sin volátiles─ bajó a 4,2% anual (4,3% en enero). Respecto de las expectativas de inflación a dos años plazo, tanto la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) como la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) se ubican en 3%.
La economía local ha cerrado los significativos desbalances macroeconómicos de años previos, la inflación ha tenido un rápido descenso y está en niveles más cercanos al 3%, al mismo tiempo que las expectativas de inflación están alineadas con la meta. Sin embargo, el alza de los registros inflacionarios en la partida del año y las mayores presiones de costos importados enfatizan la necesidad de seguir monitoreando de cerca su evolución. En la medida que los shocks que afectan la inflación sean transitorios, el marco de política monetaria basado en una meta a dos años plazo permite acomodarlos dentro del horizonte de política sin poner en riesgo la convergencia inflacionaria.
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