8 de diciembre 2024

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  • En un partido de trámite cambiante, la UC ganó 4-2 a Curicó y volvió a celebrar fuera de San Carlos, exhibiendo nuevamente una actitud muy distinta a la que se veía con el uruguayo en la banca. Con Paulucci ya no existe la tensión que generaba Poyet.

Por Matías Alcantara


La UC consiguió ante Curicó su tercera victoria de visitante, condición en la que no se imponía desde el 5 de junio, en Valparaíso. Antes lo hizo en el arranque del certamen, también por la cuenta mínima, en Chillán.

Por lo tanto, el equipo de la mano de Cristian Paulucci no sólo mejoró en lo fubolístico, sino que también en lo númérico, porque en las estadísticas el registro de la Católica de Poyet como visitante era lamentable, con siete derrotas. En la tabla de forasteros sólo superaba a Wanderers y Curicó, cuadros que están con la soga al cuello en la lucha por la permanencia.

¿Qué cambió entre Gustavo Poyet y Cristian Paulucci?

La respuesta ha sido transparentada por los propios futbolistas, partiendio por Felipe Gutiérrez después del triunfo ante Audax en San Carlos: “Había una tensión en la etapa con Gustavo y con la salida creo que él tomó una decisión correcta. Los jugadores no estaban en la misma parada que al principio y ahora la actitud de los chicos ha cambiado”.

Juan Leiva, días después, también analizó los beneficios de la salida de Poyet: “Quizás estábamos un poco tensos con todo el ambiente. Hoy en día nos sentimos mejor, más liberados”.

Después de la victoria y de sus dos goles en Curicó, Fernando Zampedri coincidió con Leiva: “Por ahí estábamos todos muy tensos, no podíamos trabajar bien y se nota cuando pasa eso”.

Felipe Gutiérrez y Fernando Zampedri celebran en Curicó.

Con un camarín descomprimido, esta UC está jugando sin esa pesada mochila que arrastraba hace meses. Sus futbolistas se ven con otra actitud, más rápidos de mente y de movimientos. Con una intensidad que se observó sólo en la Copa Libertadores.

La Católica volvió a jugar más adelantada en la cancha, por lo menos 20 metros más arriba, como lo hacía con Holan y con Quinteros. Gustavo Poyet, preocupado primero en afirmar la estantería, fue generando un retroceso hasta tranformar a la UC en un equipo sin ambición y sin reacción, especialmente de visitante. Recibir el primer gol del partido fuera de San Carlos era casi sinónimo de derrota.

Con la salida del uruguayo el camarín mostró otra disposición -como ya sabemos- reconocido por los propios protagonistas. Y esa disposición distinta se aprecia claramente en la cancha, desde la primera pelota. La presión en campo contrario es sostenida y con convencimiento. Volvieron a activarse las sociedades que que se tejían por los costados con tanto éxito. Jugadores como Leiva y Puch recuperaron la confianza.

Aunque todavía Paulucci -que al parecer dejó la histeria de lado- está en calidad de interino (“Nuestro objetivo es tener contento al plantel hasta que el club traiga un entrenador”, declaró en Curicó), tiene que ajustar varias piezas, especialmente en el bloque defensivo. Cuando Católica ganaba el compromiso por dos goles de diferencia (Zampedri a los 23` y 32`), lejos de seguir imponiendo las condiciones en el partido asumió inmediatamente el rol contrario. Lo que se multiplicó con el rápido descuento de Benegas (33`). Porque a partir de ahí Curicó comenzó a merecer con creces el empate, hasta que Fritz lo consiguió en la última jugada del primer tiempo, luego de una falla primero de Asta-Buruaga y luego de Parot que nunca pudo completar el cierre.

Para darle respito al equipo, Paulucci apostó por los tres seleccionados que estaban en la banca: Huerta, Marcelino y Valencia. Lo que generó un impacto en un cuadro que recuperó la memoria, nuevamente.

Atrás quedaron los buenos momentos de Curicó, esos últimos quince minutos del primer tiempo en que asfixió al tricampeón. La UC nuevamente controló las acciones y comenzó a acercarse al arco de Cerda, que se lució para estirar la esperanza de su equipo al atajarle un penal a Zampedri (70`), pero nada puso hacer para evitar los tantos de Valencia (73`) y Fuenzalida (87`).

En los últimos minutos Católica contó con el valioso el aporte de Buonanotte, que además de sumar dos asistencias le anularon un gol que pareció legítimo.

Este cambio de actitud le permitió a Católica ganar dos partidos al hilo, triunfos fundamentales para seguir en carrera en su objetivo. Un cambio que si bien se pudo concretar antes, tampoco llegó tan atrasado.

PORMENORES

Estadio La Granja de Curicó

Árbitro: Julio Bascuñán

Curicó Unido (2): F. Cerda; J. C. Espinoza (31′, Y. Opazo), F. Bechtholdt (72′, L. Galeano), M. Ormazábal, R. De la Fuente; A. Sánchez, D. Urzúa; F. Barrientos, Y. Leiva (83′, F. Villagrán), F. Fritz (72′, B. Oyarzo); L. Benegas (83′, G. Harding). DT: Damián Muñoz.

U. Católica 4: S. Pérez; R. Rebolledo (46′, D. Valencia), G. Lanaro, T. Asta-Buruaga (46′, V. Huerta), A. Parot; F. Gutiérrez (90′+2, G. Lezcano), I. Saavedra, J. Leiva (46′, M. Núñez); J. P. Fuenzalida, F. Zampedri, E. Puch (72′, D. Buonanotte). DT: Cristián Paulucci.

Goles: 0-1: 23′, Zampedri (UC); 0-2: 32′, Zampedri (UC); 1-2: 33′, Benegas (CU); 2-2: Fritz (CU); 2-3: 73′, Valencia (UC); 2-4: 87′, Fuenzalida (UC).

Tarjetas amarillas: Sánchez (CU); Gutiérrez, Leiva y Zampedri (UC).