- Cuando el objetivo del tetracampeonato se estaba transformando en utopía, en San Carlos hicieron los ajustes en el momento preciso. Con Cristián Paulucci, Católica encontró la brújula y nuevamente se puso en carrera. De sumar ante Everton, se transformará en el primer equipo chileno en portar la corona ininterrumpidamente durante cuatro años consecutivos.
Por Matías Alcantara
La UC aún no ha logrado nada y de eso están conscientes en San Carlos de Apoquindo. A pesar de estar muy cerca de un nuevo título, en Católica prima la mesura. Es que no quieren volver a repetir el error que costó tan caro hace poco más de una década, cuando el equipo celebró antes de jugar el partido final ante la U.
Católica está a solo un punto de su cuarta corona consecutiva. Incluso si no suma esa unidad frente Everton (hoy, 18:00 horas en Sausalito) también podría dar la vuelta olímpica en Viña del Mar, si es que Colo Colo no derrota a Deportes Antofagasta.
Pero lo más probable es que la UC no necesite seguir la suerte de los albos en el norte, ya que tiene suficientes argumentos futbolísticos como para no inclinarse frente a los ruleteros, que jugarán por algo muy importante en el deporte: el honor.
Everton está clasificado a la Copa Libertadores por haber llegado a la final de la Copa Chile, ya que Colo Colo -el campeón-, le cedió el cupo luego de clasificar directamente a la fase de grupos del más importante torneo continental.
Católica suma cuatro partidos sin recibir goles. Si se mantiene esa tendencia, ni siquiera necesitaría convertir para destapar la champaña. Aunque hay que mencionarlo: la UC ha marcado en los últimos 13 partidos, los mismos que suma Cristian Paulucci en la banca precordillerana (12 triunfos y una derrota, ante Colo Colo).
La última vez que Católica finalizó un encuentro sin convertir fue el 28 de agosto, en la decimonovena fecha. Fue derrota 3-0 en La Cisterna, un duro revés que forzó la salida de Gustavo Poyet. En ese momento parecía una decisión tardía, porque al día siguiente Colo Colo podía establecer una diferencia de 11 puntos, sin embargo, Cobresal dijo otra cosa en el Monumental y la distancia se mantuvo en ocho unidades, pero con un partido menos para la UC.
Con mucha humilad, y entendiendo que se trataba solo de un interinato, Cristian Paulucci le devolvío la confianza a un camarín que estaba podrido con Poyet y su hijo. El colaborador de todos los entrenadores del tricampeonato tachó el trabajo del uruguayo y le devolvió la alegría a su plantel, que inmediatamente se sacó una pesadísima mochila como lo reconocieron los propios jugadores.
Si bien a esas alturas el título parecía más fantasía que realidad, Paulucci y sus pupilos se mentalizaron en superar cada valla, para primero cambiar la imagen y después pensar en los premios: el título o una clasificación a la Libertadores.
Las buenas noticias se fueron sumando semana a semana, porque los triunfos volvieron en formato de racha. Hasta ese momento aún se pensaba que la salida de Poyet había llegado demasiado tarde, como también se creía que la derrota en el Monumental le ponía punto final al sueño cruzado. Acortar cinco puntos de diferencia a falta de seis jornadas parecía una labor titánica, especialmente por el nivel que exhibía Colo Colo. Porque podía perder puntos, pero era difícil pensar en tantos.
Y tal como en Católica no han querido celebrar antes de tiempo, por lo vivido en 2011, en la UC también recuerdan lo que ocurrió un año antes. Luego de la derrota frente a Colo Colo, la distancia en la tabla de ese torneo de 2010 se estiró a siete puntos, pero los cruzados tuvieron una repuntada espectacular que terminó con una vuelta olímpica en San Carlos, curiosamente ante Everton de Viña del Mar.
“La historia no se va a repetir porque ese Colo Colo de 2010 tenía a un técnico flojo como Diego Cagna y ahora está Gustavo Quinteros, un entrenador que no deja detalles al azar”. Ese argumento se multiplicó. Sin embargo, esta vez no fue la flojera de su técnico la que provocó el desaguisado, sino que el pésimo manejo de la pandemia.
El Covid también llegó a San Carlos, pero no causó estragos en lo deportivo porque Católica hizo todo bien en esa materia, a diferencia de Colo Colo, que lo ha hecho casi todo mal. Mientras no exista autocrítica, seguirán los problemas en Macul.
Católica pudo tener un brote importante, pero trabajaron para disminuir al máximo las consecuencias de la enfermedad, por ejemplo, organizando los viajes en grupos de futbolistas que desempeñan distintas funciones en la cancha, para que las eventuales bajas tengan recambio. Contra Deportes La Serena tuvo su prueba de fuego, y la supo sortear pese a las ausencias por contagio y contactos estrechos.
La UC está muy cerca, pero todavía no ha ganado nada, ya que en el fútbol puede pasar cualquier cosa. Pero si consigue el inédito tetracampeonato en formato anual será un merecido premio para un equipo que ha trabajado como un verdadero club de fútbol profesional.
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