23 de noviembre 2024

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El máximo organismo del fútbol no es un tribunal ordinario. De verdad, no es su misión determinar si Byron Castillo es o no ecuatoriano (algo que para Carlezzo, está más que acreditado) sino que las sanciones que de ello deriven.  La FIFA, en rigor, tiene varias alternativas.

Por SERGIO GILBERT J. 


Tumaco no se llama Tumaco no más. Se llama San Andrés de Tumaco y, según el último censo conocido, tiene algo más de 257 mil habitantes. Los lugareños le llaman la “Perla del Pacífico”. Y está ubicada en Colombia, en el suroccidente del país, cerca del límite con Ecuador.

En Tumaco han pasado muchas cosas. De acuerdo a los antecedentes reunidos, allí se casaron Olga y Harrison. Ahí tuvieron sus dos hijos (una parejita) quienes, por cierto estudiaron en su ciudad, tuvieron sus primeros noviazgos y hasta hicieron la Primera Comunión.

El varoncito creció y, como era bueno para la pelota, se hizo futbolista. Jugaba de volante aunque también de defensa. Claro que Byron -que así se llama en primer nombre, aunque nadie sabe a esta altura cual es el segundo- ha hecho toda su carrera no en Colombia sino que en Ecuador. No solo ello. Hasta jugó por la selección ese país en el Mundial Sub 17 (que curiosamente se realizó en Chile en 2015) y ahora, más crecido, apunta a ir a una Copa del Mundo adulta vistiendo, por cierto, los mismos colores.

Él siente que se lo merece. De hecho, jugó en varios partidos en las Clasificatorias que le dieron a Ecuador el pasaje a Qatar 2022.

Todos lo relatado son hechos irrefutables. Al menos así lo dejó de manifiesto el abogado brasileño Eduardo Carlezzo quien lleva adelante una cruzada investigativa solicitada por la Federación de Fútbol de Chile: demostrar que Byron Castillo es colombiano y no ecuatoriano, por lo que cometió una infracción por la cual él y la Federación de “su país” deben pagar. ¿Cómo? Según la Federación chilena y Carlezzo, con un castigo ejemplar que solo la FIFA puede dar: que ni él ni el equipo en el que jugó en las eliminatorias pueden ir al Mundial 2022. Y por ello, Chile sí vaya (aunque no estuvo ni cerca de conseguirlo en la cancha).

¿Pasará lo que pide Chile? ¿De verdad este viernes, cuando la FIFA dé a conocer su resolución, podremos salir a Plaza Italia-Dignidad a celebrar el paso de La Roja linda al Mundial?

Puede ser. Pero, de verdad, es medio dificilón…

De partida, sea cual sea la determinación de la FIFA, el cuento deberá seguir escribiéndose porque la resolución es objeto de apelación en la FIFA y puede seguir en el TAS, que es la instancia final de cualquier pataleo deportivo a nivel mundial.

Pero tampoco es muy seguro que, aunque la resolución de la FIFA sea “favorable” a Chile, ello determine la clasificación del ahora equipo de Eduardo Berizzo a la Copa del Mundo.

¿Por qué?

El propio abogado Eduardo Carlezzo lo dijo en la conferencia de prensa donde explicó -con tono de profesor constitucionalista- todas las pruebas que apuntarían a favorecer la tesis chilena: no se sabe cuál es el concepto de justicia que aplicará la FIFA.

La cosa es más o menos esta: el máximo organismo del fútbol no es un tribunal ordinario. De verdad, no es su misión determinar si Byron Castillo es o no ecuatoriano (algo que para Carlezzo, está más que acreditado) sino que las sanciones que de ello deriven.

La FIFA, en rigor, tiene varias alternativas, si se convenció de que Byron Castillo es colombiano.

Una es solo castigar al involucrado (dejarlo a él fuera del Mundial) y librar de toda responsabilidad a la Federación ecuatoriana.

Pero si cree que la Federación actuó en forma negligente o peor, si cree que amparó el engaño, no necesariamente puede eliminarlo del Mundial, sino que sancionarla de otra manera (multas, suspensiones futuras, exoneración de dirigentes). Sería una salida para evitar el costo que implicaría cambiar a un país por otro.

Aún más. Si la FIFA decide que Ecuador debe ser eliminado del Mundial, no necesariamente debe acoger la tesis de Chile de que le corresponde tomar el lugar de Ecuador. Puede tranquilamente determinar que Perú, que juega este lunes el repechaje ante Australia, se clasifica directamente y mande a Colombia (que en la tabla eliminatoria quedó bajo Perú) a jugar con los australianos. ¿Por qué no? ¿Qué se lo impide?

Ese es lo complejo del panorama y así lo dijo el propio abogado Carlezzo en su conferencia: si el de la FIFA fuera un dictamen basado solo en criterios “técnicos” de justicia, Chile podría aspirar a conseguir su objetivo mundialista.

El problema es que nadie sabe qué principio de justicia aplicará la FIFA.

Complejo escenario. Seamos cautos…