22 de noviembre 2024

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El Cacique, superando un mal primer tiempo y soslayando una baja actuación de algunas de sus figuras clave, se hizo del triunfo y de los tres puntos en el último minuto de descuento. Universidad Católica, que había sido mejor al comienzo, adoptó luego un esquema demasiado conservador y con eso se puso la soga al cuello.

Por EDUARDO BRUNA de El Ágora / Foto AGENCIA UNO

Era empate. Empate clavado y, además, justo. Pero el fútbol tiene estas cosas: nada está sentenciado mientras no suene el pitazo final. Y cuando ya Julio Bascuñán miraba su reloj, para ver cuánto quedaba de esos 5 minutos de descuento que había dado, Joan Cruz se iluminó, respaldado en ese atrevimiento que distingue a los jóvenes. Peleó un balón en el mediocampo, lo ganó y emprendió veloz carrera hacia el área. Viendo que Parraguez llegaba destapado, le metió un pase tan preciso que el “Búfalo” albo resolvió de la mejor manera: picándole la pelota a un Pérez que, entregado a su suerte, tenía que jugársela.

El gol provocó el paroxismo en el Monumental. Porque con el 2-1 sobre Universidad Católica se aumentaba a cinco los puntos de ventaja en un campeonato en tierra derecha, se acababa con una buena racha de partidos sin poder vencer al rival más empecinado de los últimos años y, acaso lo más importante, se soslayaba de una manera dramática un partido que, como producto de varias actuaciones bajas, se vio siempre cuesta arriba.

Para decirlo de una buena vez: Colo Colo ganó a lo Colo Colo, superando en las cifras, aunque no en fútbol, a un rival calificado y que, por momentos, hasta lo tuvo contra las cuerdas. Y aunque no se puede decir que con esta victoria el “Cacique” ya se prueba la corona, ni mucho menos, no cabe duda que el favorable resultado va a significar una cuota extra de ilusión y de confianza para lo que resta.

Por contraste, para Universidad Católica, que tras la salida de Poyet venía encadenando una serie de triunfos, la derrota –y sobre todo la forma cómo se produjo- sin duda constituye un golpe demoledor del cual habrá que recuperarse, porque nada está escrito todavía.

Es increíble de qué forma cambió el partido entre uno y otro tiempo. Porque en el primero fue claramente mejor Universidad Católica. Y es que el tri-campeón tiene buenos jugadores y un oficio que le permite soslayar ese miedo escénico que el Monumental produce en otros cuadros. Curtido en la competencia internacional, el elenco “cruzado” no es de los que se amedrentan en ese escenario.

Que Universidad Católica incluso abriera la cuenta, fue el reflejo fiel de la producción de un equipo mejor orientado, que jugaba mejor y no tenía los varios baches individuales que evidenciaba Colo Colo. Aunque resulte majadero y hasta odioso, Morales resultaba una vez más nulo aporte. A estas alturas, eso ya no constituye novedad, sólo que muy cerca de la insulsa actuación de Morales se ubicaba extrañamente el “Colorado” Gil, y eso sí que debía resultar preocupante para Gustavo Quinteros, el técnico albo. Porque si le falla su cerebro, el hombre que hace jugar a sus delanteros, es bien poco lo que se puede esperar del resto.

Mientras en Universidad Católica no descollaba nadie, pero todos rendían en un nivel parejito, en Colo Colo tampoco hacían un buen partido Solari y Bolados, que por lo demás necesitaban de la “alimentación” de Gil.

Diego Valencia, aprovechando un gran pase profundo de Núñez, le ganó la posición y luego en velocidad a Suazo, para hacer llegar la pelota a las mallas con un “picotón” que tornó inútil la salida desesperada de Cortés.

Sin embargo, apenas comenzada la segunda etapa pudo apreciarse que el descanso había obrado de manera diferente en ambos equipos. Mientras Colo Colo salía a “comerse vivo” al rival, aunque fuera de guapo y a los ponchazos, Universidad Católica realizó un llamativo repliegue, que no hizo sino soslayar los problemas que hasta ahí había evidenciado su adversario.

¿Quiso hacer Universidad Católica lo mismo que a otros equipos tan buenos resultados les dio actuando en esa cancha? El tema es que, entregar el terreno y el balón suele ser siempre una apuesta peligrosa. Y el cuadro “cruzado” lo experimentó al minuto de la reanudación, cuando Valencia, entreverado con sus defensores, quiso despejar un balón que pretendía Solari, cometiéndole una falta tan ostensible como innecesaria.

El problema es que, habiendo perdido su último lanzamiento penal, frente a Cobresal, el balón lo tomó de inmediato Morales. Y el delantero coronó su tarde para el olvido ejecutando el disparo como más les gusta a los arqueros: a media altura y ni violento ni esquinado. Pérez repelió el disparo, pero la hizo completa cuando, con los pies, repelió la insistencia de Suazo.

Se pensó que la posibilidad perdida desmoronaría a Colo Colo y levantaría a una Universidad Católica extremadamente conservadora. Pero no ocurrió nada de eso. El “Cacique”, confuso y todo, siguió buscando, al paso que el cuadro “cruzado” no se decidió nunca a salir de sus últimas posiciones.

La historia comenzó a cambiar cuando, en el minuto 74, tras un rechazo corto de cabeza ante un centro, Solari la agarró llenita para ponerla pegada al palo con un violento derechazo. El 1-1 era, indudablemente, un premio para el equipo que, pese a todo, siempre arriesgó, y un castigo para aquel que, tal vez, sacó cuentas alegres antes de tiempo.

El caso es que en esos minutos finales, por lo producido por uno y otro ofensivamente hablando, el empate parecía clavado y, como ya dijimos, más que justo. Pero Cruz, ingresado recién por Costa, no lo pensó igual y se atrevió con una jugada más propia de un consagrado que de un juvenil que hace sus primeras armas. La preparación y su pase fueron geniales, pero no lo fue menos la frialdad de un Parraguez que hasta ahí, casi sin haber entrado en contacto con el balón, tuvo la sangre fría para eludir la desesperada salida de Pérez con un picotón notable.

¿Justo? ¿Injusto? Como lo hemos dicho tantas veces, tal disquisición en fútbol es tan inútil como inconducente. Porque los goles no se merecen, se hacen, y Colo Colo al menos convirtió más que los que llegó a concretar su rival.

PORMENORES

Campeonato Nacional. Partido válido por la fecha 28.

Estadio: Monumental.

Público: 27.090 espectadores.

Arbitro: Julio Bascuñán.

COLO COLO (2): Cortés; Opazo, Falcón, Amor, Suazo; Gil, Fuentes (73’ Pizarro), Costa (87’ Cruz); Bolados, Morales (73’ Parraguez), Solari.

U. CATOLICA (1): Pérez; Fuenzalida, Asta-Buruaga, Huerta, Parot; Núñez (83’ Buonanotte), Saavedra, Gutiérrez (61’ Aued); Valencia (83’ Leiva), Zampedri y Puch (83’ Orellana).

GOLES: para Colo Colo, Solari a los 74’ y Parraguez a los 90+4’; para Universidad Católica, Valencia a los 37’.

Tarjetas amarillas: en Colo Colo, Opazo, Costa y Morales; en Universidad Católica, Fuenzalida, Núñez y Puch.