Por EDUARDO BRUNA de El Ágora.
Que Colo Colo anda derechito, y además dulce, quedó ratificado en su duelo de ida por semifinales de la Copa Chile, en que aplastó por 4-0 a una Unión Española que ni el pasado sábado, ni esta vez, fue un rival de cuidado para el cuadro de Quinteros.
Y es que al Cacique se le está dando todo. No sólo exhibe un mundo de diferencia respecto al equipo del año pasado, veterano, discretísimo y rotundamente malo, sino que hasta está exhibiendo jugadores de su propia cantera que, fruto de su confianza y un más que aceptable juego, eran impensables en ese torneo pasado de triste recuerdo.
Es verdad que los reglamentos de esta Copa Chile obligan a utilizar como mínimo tres juveniles por cada partido, sólo que los muchachos que esta vez saltaron al pasto del Monumental ya han demostrado, en otras instancias, que la alba no les pesa para nada, y que son capaces de ponerse a un mismo nivel que los consagrados.
Johan Cruz y Vicente Pizarro –hijo del Kayser-, esta vez titulares, respondieron a plenitud, destacando sobre todo el volante, que quita bastante y, con el balón en los pies, demuestra que sabe. Lo que le falta en físico, en una zona donde manda la refriega, lo suple de sobra con ubicación, claridad para ofrecerse siempre destapado e intención en cada uno de los balones que juega. Respecto de Cruz, tan livianito como el volante, exhibe una llamativa habilidad para sacarse la marca de encima, y sólo le falta saber que hay un momento justo para que su dribling fructifique y no se quede sólo en artilugio para la galería, muy dada a engrupirse a veces con lo superfluo.
El mérito de Colo Colo, y por cierto de su técnico, Gustavo Quinteros, es que en la segunda etapa mandó al terreno de juego a otros juveniles, como Bruno Gutiérrez, Bryan Soto y Luciano Arriagada, sin que ninguno de ellos desentonara. Respaldados en un trámite cómodo y en un marcador amplio, los chicos aprovecharon esos minutos si no para brillar, y transformarse en figuras, al menos para dejar en claro que son elementos confiables y dignos de seguir mereciendo oportunidades.
Hay que dejar en claro, también, que lo de Unión Española fue llamativamente pobre. No de otra manera puede calificarse a un equipo que, durante los 90 minutos, más descuentos, fue incapaz de procurarse siquiera una oportunidad de gol. Porque el disparo de Palacios, promediando la primera etapa, sólo puede considerarse una aproximación, frente a la cual Cortés respondió acertadamente yendo al piso para quedarse con la pelota.
Tanta era la superioridad alba, que Quinteros ni siquiera necesitó echar mano al “Colorado” Gil, en la banca.
Como se estaba dando el partido, la duda que permanecía era cuánto podía seguir el elenco hispano manteniendo el 0-0. Y fue en esos minutos de tenue incertidumbre que quedó en claro que, más allá de los goles de Morales, Colo Colo sigue necesitando un goleador de fuste. Uno que aproveche de mejor forma esos centros que cruzan el área, preocupe por arriba y no se caiga reiteradamente en jugadas que se antojaban más que propicias.
Siendo Colo Colo superior de principio a fin, el cuadro albo sólo vio aclararse el panorama cuando ya la primera etapa se iba. Un centro de Opazo rebotó en Chumacero, la pelota se elevó y, de espaldas al arco, el juvenil Cruz llegó primero que Méndez, que ciertamente no vio a su rival, pero igual le propinó la patada que ameritaba el cobro de la falta. Si alguna duda tuvo el pito Cabero, el VAR se la despejó.
Ya en los descuentos, Morales la puso en el rincón contrario al que eligió Pinto.
Con toda una etapa por delante, Unión Española evidenció muy luego carecer de recursos para ir por un eventual empate. La duda ahora era cuántos goles podía convertirle Colo Colo al cuadro hispano.
Y estos, naturalmente, llegaron.
El segundo albo fue una jugada de “Play Station”, porque Suazo se mandó un jugadón en que incluso eludió a Pinto y, desde la línea de fondo, metió el balonazo pasado. Su centro-habilitación lo recogió Solari, quien con una llamativa frialdad la bajó, eludió en una baldosa a Chumacero y luego a Pavez, para meterla violenta y rasante ante la arremetida en la boca del arco de Morales.
Fue como el KOT del boxeo. Si con el 0-1 el partido, a pesar de todo, seguía abierto, el segundo gol albo significó el total derrumbe hispano. Costa, aprovechando un grueso error de Villagra, quien no pudo controlar un pase hacia el centro de Pavez (otro error de manual), enfrentó solo a Pinto y esta vez no falló.
Amor, por último, ratificó aquello de que dos cabezazos ofensivos dentro del área suelen ser gol, porque, tras el tiro de esquina servido por Valencia y cabeceado por Falcón, casi en la línea misma, pero completamente habilitado, estableció un rotundo 4-0 que deja muy poco margen de incógnita para la revancha, a jugarse en el Santa Laura.
PORMENORES
Copa Chile. Partido válida por la semifinal de ida.
Estadio: Monumental.
Público: 4.485 espectadores.
Arbitro: José Cabero.
COLO COLO (4): Cortés; Opazo, Falcón, Amor, Suazo (63’ B. Gutiérrrez); Costa (78’ Valencia), Fuentes (78’ Soto), Pizarro; Bolados (46’ Solari), Morales, Cruz (70’ Arriagada).
U. ESPAÑOLA (0): Pinto; Larenas, Villagra, Pavez, Jorquera, Méndez (77’ B. Galdames), Chumacero, Navarrete (46’ Lemmo), Núñez (46’ Farfán); Palacios (77’ Rubio) y Yáñez.
GOLES: Morales a los 45+3’ (penal) y 56’, Costa a los 74’ y Amor (cabezazo), a los 90+1’.
Tarjetas amarillas: en Colo Colo, Opazo; en Unión Española, Pavez, Jorquera, Núñez y Chumacero.
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