21 de noviembre 2024

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El tricampeón levantó con temple y fútbol un partido que perdía por 2-0 para terminar ganando mediante un expresivo y justo 4-2. Más allá de la sorpresa que se alcanzó a rozar, sobre el lamentable estado que exhibe la cancha del Estadio Nacional quedó en evidencia la diferencia que debe existir entre el monarca del fútbol chileno y un equipo que sólo se salvó del descenso en la última instancia.

Por EDUARDO BRUNA de El Ágora.

Universidad Católica era el favorito para quedarse con la Supercopa y lo ratificó con temple, personalidad y, lo más importante, con fútbol, para estructurar un contundente 4-2 que no puede discutirse. El elenco de Poyet tenía que evidenciar en cancha la diferencia que existe entre el tricampeón del fútbol nacional y un equipo que, como Colo Colo, venía de salvarse angustiosamente del descenso. Y, aunque no desprovisto de problemas, porque el “Cacique” llegó a estar en ventaja de 2-0, evidenció palmariamente tal diferencia.

Resulta curioso, pero cuando mejor jugó Colo Colo fue durante ese período en que sólo utilizó jugadores que habían sido protagonistas de la debacle. Sin el fantasma del descenso revoloteando por sobre la cancha del Estadio Nacional (¡qué vergüenza su estado…!), jugadores que antes eran un atado de nervios, que jugaban tensionados al máximo, esta vez disimulaban un poco mejor sus limitaciones y, sin grandes luces, es cierto, se plantaban de igual a igual con el campeón y por momentos hasta lo superaban.

Colo Colo se fue al descanso ganando por la mínima, con un gol de Morales en los descuentos de esa primera etapa, y la verdad es que su transitoria victoria era más que justificada. Sobre el venido a menos pasto del Nacional los jugadores albos habían logrado establecer una leve superioridad frente a una Universidad Católica que mostraba varios jugadores como adormilados, entre ellos Aued y Zampedri, vitales en la consecución de la corona.

Peor fue para el elenco cruzado cuando, a poco de reanudarse el encuentro en su segunda etapa, el recién ingresado Leonardo Gil tuvo el debut soñado para alguien que, recién llegado al plantel, apenas había entrenado un par de veces con sus compañeros. Tras un recio disparo de Solari, que Dituro sólo logro repeler, la pelota le cayó a Costa, que en su única intervención de mérito de todo el partido, la puso hacia atrás para que la zurda del debutante la ubicara en un rincón imposible para el meta de la UC.

La peregrina teoría de que no hay marcador más peligroso que el 2-0 tuvo esta vez, sin embargo, una nueva excepción que refuerza a quienes la suscriben. Porque mientras los cambios que ordenó Quinteros desarmaron a un equipo que al menos se las manejaba, los que decidió Poyet resultaron vitales para la levantada cruzada que se vendría, facilitada además por el notorio repliegue que Colo Colo hizo de sus líneas.

De partida, el ingreso de Gil supuso la salida de Alarcón, y aunque el muchacho está bien lejos por cierto de ser un dechado de virtudes, quien más lo extrañó fue César Fuentes, que en el medio se quedó peleando solo contra todos los rivales que se le aparecían por todos lados.

Sería injusto, sin embargo, centrar la derrota alba en sus propios errores. Para que ella se produjera tuvo que producirse, además, la notoria mejoría que logró Aued en la segunda etapa, apareciendo por fin como el importante jugador que en el mediocampo ha sido siempre. Y con la levantada del volante argentino como que todos subieron su nivel, pasando a monopolizar prácticamente la posesión del balón frente a un Colo Colo que, conforme incluía más y más modificaciones, se veía cada vez más desdibujado.

El descuento de Zampedri, a los 63 minutos, conectando en la boca del arco un cabezazo luego que el fondo albo nunca pudiera resolver, fue el punto de partida para la aparición del campeón y el achatamiento absoluto -futbolísticamente hablando- de un Colo Colo que ya había perdido por completo el balón y la más que aceptable armonía que hasta ahí había mostrado.

Quedó una vez en claro, además, que Costa es un canto al enredo y que Morales, más allá de su gol, como aporte colectivo es nulo. Es imposible buscarlo para una pared, porque invariablemente devolverá un ladrillo. Lo peor es que el ingreso de Parraguez no logró mejorar nada, entre otras cosas porque -además de sus conocidas limitaciones- a esas alturas Universidad Católica era dueña absoluta del partido.

Tapia a los 67’, y Núñez a los 74’, anotaron dos goles de gran factura que exponían en el marcador el vuelco que en la cancha se había producido hacía rato. Mientras Universidad Católica tenía ahora un juego fluido, que tornaba inútil la resistencia alba, Colo Colo a cada momento era un cúmulo de individualidades que, o intentaban combinaciones que no resultaban, por el nulo conocimiento entre ellos, o se jugaban por la personal, perdiendo mucho más que ganando.

Para hacer más expresiva su victoria, Universidad Católica hasta aumentó las cifras en el último minuto, cuando otra vez el juvenil Tapia aprovechó, tras un tiro de esquina, el centro que nuevamente superó a todo el fondo albo. ¿Dónde estaba Suazo para el cierre? Por ninguna parte. Sólo estaba Fuentes para oponer una débil resistencia al control del balón que logró el juvenil cruzado antes de rematar para la cuarta conquista.

Párrafo aparte, sin duda, merece lo de Falcón. El uruguayo se ganó de entrada el cariño del pueblo albo, por su eficiencia, entrega y garra que pone en cada jugada. Su exuberancia es sin duda todo un plus. Pero esta vez, como otras veces, se pasó de revoluciones. En el último minuto de juego, cuando ya la derrota de su equipo estaba más que sancionada, fue a dárselas gratuitamente de guapo con los defensores rivales a la espera de un tiro libre sobre el área de Dituro. Su destemplado manotazo a Valber Huerta lo hizo merecedor con toda justicia a la tarjeta roja, creándole de paso a Gustavo Quinteros un problema enorme para el debut por el campeonato oficial, el próximo fin de semana, frente a Unión La Calera.

La supina estupidez de Falcón obligará a Quinteros a seguir improvisando, porque claramente más centrales no tiene.

PORMENORES

Partido de definición por la Supercopa.

Estadio: Nacional.

Arbitro: Roberto Tobar.

U. CATOLICA: Dituro; Fuenzalida (55’ Rebolledo), Ampuero, Huerta, Parot (55’ Núñez); Leiva (90+4’ Salomón), Saavedra, Aued; Lezcano (55’ Valencia), Zampedri, Tapia (90+2’ J. Fuentes).

COLO COLO: Cortés; Rojas, Campos, Falcón, Suazo; Alarcón (46’ Gil), C. Fuentes, Costa (72’ Jara); Solari (78’ Gaete), Morales (78’ Parraguez) y Bolados (46’ Rodríguez).

GOLES: Para Universidad Católica, Zampedri a los 63’ (cabezazo), Tapia a los 67’ (cabezazo) y 90+2’, y Núñez, a los 74’; para Colo Colo, Morales a los 45+1’ y Gil a los 52’.

Tarjetas amarillas: En Universidad Católica, Zampedri y Tapia; en Colo Colo, Rojas y Morales.

Tarjeta roja: En Colo Colo, Falcón, a los 90+4’.