Tras 36 años de peregrinar en el fútbol de Primera B, e incluso de coquetear con su definitiva desaparición cayendo al torneo de Tercera, la “Academia” se consagró campeón y retorna nuevamente al fútbol grande, del cual es fundador. Cobreloa deberá buscar su retorno enfrentando a quien gane la liguilla.
Por EDUARDO BRUNA
Fueron 36 años plagados de tristezas y escasas alegrías. Casi cuatro décadas en que el recuerdo de la tradicional albiceleste, fundadora de nuestro fútbol, estuvo a punto de difuminarse y ser apenas un desvaído recuerdo para historiadores y estadísticos del deporte. Ese equipo señero, que dominó sin contrapeso los primeros años de profesionalismo, dejó de competir en el fútbol de Primera y hasta coqueteó con la desaparición, cuando conoció el infierno de la Tercera División.
Hoy, tras superar 2-0 a Deportes Recoleta, la vieja y querida Academia está de vuelta, tras dominar de punta a cabo el torneo de Primera B, y es enteramente explicable esta alegría que invade a sus hinchas. Veteranos, es verdad, la mayoría, pero acompañados de gente joven, e incluso niños, que en la soleada y calurosa tarde en el Bicentenario de La Florida fueron gustosos con sus abuelos para ratificar que la pasión, pase lo que pase, nunca muere. Que la historia merece respeto y hay que reverenciarla, porque permanecerá siempre viva mientras pervivan el fervor, la ilusión y la esperanza.
Nada, por cierto, podíamos tener en contra de Cobreloa, que en el norte se jugaba sus cartas enfrentando a otro histórico que tiene, aparte de su tradición, este ejemplo que le entrega Magallanes. Santiago Morning, que no se jugaba nada en Calama, como no fuera su honor deportivo, le plantó cara a un equipo que soñaba también con una vuelta al fútbol grande y, empatando 2-2, en el peor escenario de todos, entiende que la llama sigue viva para seguir intentándolo.
Lo de Magallanes fue, ciertamente, emotivo e inspirador. Con su gente copando buena parte del recinto floridano, sabía que no podía fallar y no falló. No fue fácil, porque aparte de una cancha sintética a la que sus jugadores no están acostumbrados, se toparon con un Deportes Recoleta que, urgido por mantener la categoría, planteó el partido que más convenía a sus intereses. Esto es, cerrando espacios e imponiendo un juego áspero que, por largos minutos, complicó a la Academia.
Tanto, que el cuadro albiceleste, que jugó nuevamente de verde, jamás visitó con posibilidades al meta Romero en la primera etapa. Fue al revés: la ocasión más clara de gol la tuvo Deportes Recoleta, cuando tras un tiro de esquina el central Muñoz cabeceó, obligando al meta visitante Rodríguez a una gran atajada en la que, además, contó con la dosis de suerte con la que siempre cuentan los que la han ayudado el resto del tiempo. Porque su manotazo fue a dar contra un vertical, sólo que la pelota, en lugar de meterse, rebotó hacia afuera.
Que en el segundo tiempo Magallanes haya encontrado premio a sus afanes a través de dos penales, en nada disminuye ni opaca su logro. Y es que ambas faltas existieron. En la primera, el agarrón de camiseta de Muñoz a Flores fue demasiado evidente como para soslayarlo. En la segunda, Martin tocó en el pie al mismo Felipe Flores, que acudía a recibir la habilitación de Vicuña. Un toque leve, es cierto, pero suficiente para sacar de carrera al delantero que va lanzado.
Cortés, el veterano volante que en el primer tiempo había estado absolutamente desaparecido, en ambas oportunidades dejó el arquero lanzado para el sector opuesto al que él había elegido, provocando el justificado estruendo de la parcialidad albiceleste.
Y es que, recién con el segundo tanto, el público magallánico pudo liberar tensiones, saberse ganadores y comprender que, después de 36 años de oscuridad, de nuevo salía el sol para el viejo y querido Magallanes.
A esas alturas, incluso, lo que pasaba en el “Zorros del Desierto” pasó a un completo segundo plano. A nadie le importaba mucho que, terminándose el encuentro, el “Chago” fuera ganando por 2-1 con anotaciones de Steffan Pino a los 17’, de Leandro Barrera a los 80’, y descuento de David Escalante para los loínos, en el minuto 42. El gol de Cobreloa, por intermedio de Axl Ríos en el cuarto minuto de adición, y que dejó el marcador con un definitivo 2-2, en el reducto floridano fue total y completamente ignorado.
Lo que verdaderamente importaba es que Magallanes, como el Ave Fénix, renacía de sus cenizas tras un peregrinar tan extenso como tormentoso. Que volvía a ser un cuadro de Primera, tras este guiño que le había hecho la historia.
PORMENORES
Campeonato Nacional de Primera B. Partido válido por la fecha 34.
Estadio: Bicentenario de La Florida.
Público: 10 mil espectadores, aproximadamente.
Arbitro: Piero Maza.
RECOLETA (0): Romero; Servetti, Delfino, Muñoz, Santander; Arancibia, Martin, Carvajal, Díaz; Ovejero, Rubio. DT: Felipe Núñez. Cambios: a los 65’, Tapia por Arancibia; a los 76’, Fierro por Carvajal y a los 81’ Núñez por Díaz y Sanhueza por Ovejero.
MAGALLANES (2): Rodríguez; Filla, Acevedo, Piñero, Espinoza; Aránguiz, Vásquez, Cortés; Jones, Flores y Vicuña. DT: Nicolás Núñez. Cambios: a los 65’ Zapata por Vicuña; a los 73’ Gaínza por Aránguiz y a los 81’ Villanueva por Jones y Salazar por Flores.
GOLES: Cortés, de penal, a los 54’ y 66’.
Tarjetas amarillas: en Recoleta, Muñoz, Delfino, Romero y Sanhueza; en Magallanes, Piñero, Cortés y Zapata.
Tarjeta roja: Acevedo, de Magallanes, en el minuto 84.
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