22 de noviembre 2024

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  • Si tras la victoria de Colo Colo sobre Universidad Católica el campeonato se antojaba definido, el descuido o la irresponsabilidad del Cacique, que se vio diezmado por la pandemia, le devolvieron al torneo la más absoluta de las incertidumbres en la recta final. Y tan es así, que el cuadro popular deberá enfrentar este sábado a Wanderers con una espada de Damocles sobre su cabeza.

Por Eduardo Bruna


Un campeonato que parecía definido por el agónico gol de Parraguez, recuperó de pronto su incertidumbre y la emoción, producto del Covid. Los cinco puntos de ventaja que esa tarde le sacó Colo Colo a Universidad Católica, se redujeron a dos luego que el “Cacique” perdiera con un equipo mezcla de adolescente y juvenil que, por los estragos de la pandemia, debió presentar frente a Audax Italiano, en el Estadio El Teniente, de Rancagua.

No sólo eso: también por la pandemia, Deportes Antofagasta le facilitó las cosas a la UC en su visita a San Carlos. Si con equipo completo los “Pumas” se antojaban rival asequible para los “cruzados”, con once titulares menos era bien poco lo que podían hacer y así les fue. Lo concreto es que Colo Colo, en el lapso de pocos días, pasó de cómodo puntero a equipo que deberá enfrentar este sábado a Wanderers con una espada de Damocles sobre la cabeza: Universidad Católica pasó arriba por un punto de ventaja.

Se sabe, por lo demás, porque las estadísticas así lo demuestran, que a Colo Colo durante este torneo le ha resultado mucho más fácil jugar de visitante que de local. Porque excepto esa derrota en Chillán, frente a Ñublense, partido que también debió afrontar con equipo diezmado, y el contraste ante Audax, por idénticas razones, el cuadro de Gustavo Quinteros es el de mejor rendimiento como forastero. Dicho de otra forma, y más allá de los muchos puntos que los separan en la tabla, Colo Colo deberá jugar bien y bregar mucho para superar a un elenco “caturro” cuya alza en su juego le ha permitido al menos atesorar una débil ilusión que en su momento no se veía por ninguna parte.

Muchos seguidores albos, a estas alturas, deben estar pensando con una buena cuota de preocupación en ese viejo dicho de la hípica, que señala que “caballo pillado, es caballo ganado”. Y es que, más allá de los designios del Covid, Universidad Católica se ha mostrado en esta última parte como un cuadro absolutamente virado tras la salida de Gustavo Poyet, al punto que el objetivo del tetra, tan lejano en su momento, hoy es toda una realidad.

¿Quién llega mejor –siguiendo con la hípica- a estos últimos metros de campeonato?

Los números demuestran que la principal fortaleza de Colo Colo consiste en un aceptable ataque, pero, por sobre todo, en su buena producción defensiva, con la valla menos batida del torneo: sólo 24 goles recibidos en 27 partidos jugados. Y de esos 24, hay que remarcarlo, siete son a cuenta de escuadras  devastadas por el Covid.

Con Falcón y Amor como estandartes, y los positivos aportes de Opazo, Rojas y Suazo por las bandas, más la valiosa colaboración de Fuentes, Gil, Pizarro y de todo un equipo, que se recoge y lucha cuando no tiene la pelota, Colo Colo de partida dejó de ser ese flan que fue durante el torneo pasado, en que debió ir incluso a un partido extra para evitar su caída a la B. Acierto sin duda de Quintero, que perseveró en la búsqueda de un zaguero central que acompañara al uruguayo y que lo encontró en el ex Vélez, Emiliano Amor.

En mediocampo, en cambio, el asunto está más parejo y equilibrado. Si Colo Colo tiene en César Fuentes una permanente rueda de auxilio pocas veces valorada, la UC cuenta con Ignacio Saavedra, cuyo buen presente le significó, incluso, una citación a la Roja para esta próxima fecha clasificatoria rumbo a Qatar 2022. Si Colo Colo tiene en el “Colorado” Gil su guía y su cerebro, Católica tiene a un Marcelino Núñez que no le va en zaga.

¿Dónde, indudablemente, es mejor y más confiable Universidad Católica? Cuando se habla de lo que cada uno tiene ofensivamente hablando. Y, específicamente, apuntando al goleador, porque los números de Fernando Zampedri son muy superiores a los de Iván Morales, el máximo artillero albo que, dicho sea de paso, no verá acción este sábado frente a Wanderers, por acumulación de tarjetas amarillas: 21 contra 11.

Mientras Zampedri aumenta su cuenta goleadora fecha a fecha, Morales, cuyas limitaciones futbolísticas son por lo demás muy evidentes, ha caído en un profundo pozo que lo tienen sin anotar por varias jornadas. Es más: ha errado los últimos dos lanzamientos penales que le correspondió ejecutar: primero frente a Cobresal y luego ante la propia Universidad Católica.

Y es que el ex Rosario Central exhibe muchos más recursos que esta inflada “promesa” alba, que nunca termina de cuajar. Aparte de estar frecuentemente en el lugar y el momento adecuado, característica intrínseca a todo artillero, Zampedri hace pesar su físico en el área a ras de suelo y en el juego aéreo. Como si todo ello fuera poco, no siendo un consumado gambeteador, en ese aspecto del juego también le saca una ventaja sideral a Morales.

En el resto, ofensivamente hablando, las cosas se ven parejas. Si en Colo Colo han hecho un valioso aporte Solari, Bolados y hasta Costa, Zampedri tiene buenos “escuderos” en Puch, Valencia y hasta el “Chapa” Fuenzalida, que a pesar de los años y su trayectoria sigue siendo, para nuestro medio, un interesante aporte ofensivo, aunque nominalmente aparezca como lateral.

El arco, por último, ambos candidatos lo tienen muy bien cubierto. Mientras Sebastián Pérez ha tenido el indudable mérito de evitar la nostalgia de la hinchada “cruzada” por Dituro, que vaya que no es poco, Brayan Cortés ha ido poco a poco despejando las muchas dudas de los comienzos acerca de si sería arquero de nivel para un cuadro grande, como Colo Colo, al que le llegan poco pero generalmente a fondo.

La prueba más palpable es que, en estos días de espera por la nómina que debía entregar Lasarte, y teniendo claro que tanto Claudio Bravo como Gabriel Arias eran número puesto, la duda era si el técnico nacional perseveraría con el llamado de Gabriel Castellón,  meta de Huachipato, o se inclinaría por el buen momento que transitan tanto Pérez como Cortés.

Se sabe ya que Lasarte esta vez se inclinó por el meta albo, pero si hubiese convocado a Pérez nadie sensato habría puesto el grito en el cielo.