¿En qué estuvo bien y en qué mal el árbitro Tobar?

Por JULIO SALVIAT de El Ágora.

Cuando el asunto parecía un paseo para Universidad Católica y se vislumbraba una goleada a su favor, dos polémicas situaciones cambiaron el desarrollo del partido. Y lo que era una robusta invasión cruzada terminó siendo un terrible bombardeo verde. De no ser por la portentosa actuación de su arquero, Sebastián Pérez, el escolta de Colo Colo habría quedado fuera de su alcance por lo menos hasta después del trascendental partido que disputarán el domingo en el estadio Monumental de Pedrero. Y el 3-2 final dejó las cosas tal como estaban antes del dramático duelo con Wanderers: con los albos dos puntos sobre la UC.

Las determinaciones de Roberto Tobar, el mejor árbitro en el medio local y uno de los mejores del continente, parecieron demasiado drásticas para merecer expulsión, aunque puedan justificarse con la letra del reglamento.

En el caso de Germán Lanaro, el defensor cruzado recibió una falta, pero cuando caía flectó y estiró las piernas, que fueron a dar al estómago del infractor. Si se juzga por el gesto, bien mostrada la roja. Si se mide la intención, había que mostrarle amarilla… Si es que…

En el de Fernando Zampedri hay más lana para hilar: el delantero defendía la pelota en campo contrario y ya se notaba que no era su intención jugarla. Primero dio un potazo para alejar a quien pretendía quitarle la pelota por su espalda y luego echó el brazo hacia atrás, con evidente intención de frenar la carga por el costado. Golpe no hubo, apenas fue un roce, pero Felipe Alvarado cayó aparatosamente sobándose la cara, con clara exageración. Y ahí estuvo el problema: “pegar o intentar pegar”, dice la regla. Y parece que el goleador quiso golpear: esa mano que rozó la cabeza del wanderino estaba muy arriba como para intentar una carga o una defensa lícita. En rigor, la tarjeta amarilla fue bien aplicada. Y como el VAR no está para decidir la justicia o injusticia de una tarjeta de ese color, no hubo consejos desde arriba ni revisión. El drama para la UC fue que Zampedri ya había recibido otra del mismo color, y se convirtió en roja.

Cuatro minutos ocupó el expulsado en alegar inocencia antes de abandonar la cancha. Un par de días deberán esperar los cruzados para saber si prospera su reclamo ante el Tribunal de Disciplinapara que ambos jueguen el partido que les puede permitir desplazar del primer lugar a Colo Colo.

Tres a uno ganaba la UC cuando quedó con nueve jugadores. Y desde ese momento sus jugadores prácticamente no pudieron pasar la mitad de la cancha con balón dominado. Todo el juego se desarrolló desde el círculo central hasta el arco defendido por Pérez, que a la larga se convirtió en figura determinante para que la victoria no se les escapara a los cruzados.

Zampedri había quebrado el cero a cero a los 20’ sirviendo exitosamente un penal cobrado por mano del central José Manuel Aja. Era la mínima recompensa para los dueños de casa, que invadían permanentemente el territorio ajeno, aprovechando el buen juego de tres volantes que saben qué hacer con la pelota y que buscan el juego profundo.

Cinco minutos después, Juan Carlos Soto consiguió la igualdad al culminar con un zurdazo rasante una pared que Ronnie Fernández le devolvió con gimnástica maniobra de taco.

Y nada cambió: siguió avasallando la UC y antes del descanso pareció liquidar el duelo con anotaciones de Edson Puch, que culminó de palomita un centro medido de José Pedro Fuenzalida, y de Zampedri que culminó de manera pero efectiva una jugada brillante de Felipe González y un centro preciso de Edson Puch. El problema para la UC fue que en tiempo de recuperación se produjo la incidencia que determinó la expulsión de Lanaro y eso le significó volver después del descanso con dos cambios de jugadores y un sistema de juego renovado.

Tomó el control Wanderers, pero su amor propio parecía insuficiente. Si bien Pérez comenzó a a tajar con frecuencia, al otro lado Mauricio Viana también debía extremar recursos. El desequilibrio absoluto se produjo con la salida Zampedri. Abundaron las situaciones de gol, pero las atajadas del arquero, algunos cruces oportunos de Alfonso Parot y la mira desviada para los remates de los porteños postergaron el descuento hasta los 84’, cuando Damián Arce sacó un zurdazo demoledor.

A los seis minutos que faltaban, Tobar agregó ocho. Y en ese cuarto de hora, tuvo al menos cuatro ocasiones para igual. Y en todas estuvo Pérez, salvo en otro remate de Arce que dio en el travesaño, para hacer olvidar de una vez por todas a Matías Dituro, su laureado antecesor.

El partido terminó con jolgorio para la UC, drama para Wanderers y quejas al por mayor. Pero quedó algo que no se podrá borrar: Cristian Paulucci, el desconocido entrenador que llegó al cargo impensadamente por el despido de Gustavo Poyet, se metió en la historia del club al conseguir su séptima victoria consecutiva en sus primeros partidos. Beñat San Miguel ostentaba el record desde 2018 cuando fue abrazado en los seis primeros encuentros que dirigió.

PORMENORES

CANCHA: Estadio San Carlos de Apoquindo.

ÁRBITRO: Roberto Tobar.

U. CATÓLICA (3): Sebastián Pérez; José Pedro Fuenzalida, Germán Lanaro, Válber Huerta, Alfonso Parot; Marcelino Núñez (87’, Luciano Aued), Ignacio Saavedra, Felipe Gutiérrez (46’, Juan Fuentes); Diego Valencia 80’, Juan Leiva), Fernando Zampedri y Edson Puch (46’, Tomás Asta-Buruaga). DT: Cristian Paulucci.

WANDERERS (2): Mauricio Viana; José Manuel Ajá, Luis García, Víctor Espinoza (68’, Gabriel Rojas); Juan Carlos Soto (80’, Axel Herrera), Martín Villarroel (68’, Joaquín Pereira), Matías Marín, Felipe Alvarado (80’, Néstor Canelón), Damián Arce; Aldrix Jara y Ronnie Fernández. DT: Emiliano Astorga.

GOLES: 20’, Zampedri, penal (UC); 25’, Soto (W); 31’, Puch, palomita (UC); 39’, Zampedri (UC), 84, Arce (W).

AMONESTADOS: Zampedri y Pérez (UC), Villarroel, (W).

EXPULSADOS: 45+1, Lanaro (UC) por golpe aleve; 63’, Zampedri (UC) por doble amarilla.