2 de mayo 2024

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  • El chiste que se cuenta solo ocurrió en Villena, Alicante. De los 182 corredores que participaron en la largada, solamente 52 llegaron a la meta. Una nueva evidencia de que el ciclismo es el deporte más contaminado por las sustancias prohibidas

Por Andrés Alburquerque F. de Revista El Ágora


Que el ciclismo es el deporte que presenta más casos de dopaje a lo largo de la historia es un asunto meramente estadístico. Basta recordar que los primeros casos conocidos se dieron hace más de un siglo, y era con veneno para ratas.

Efectivamente, la estricnina -utilizada en pequeñas cantidades- hacía que arriba de la bicicleta los “deportistas” pudiesen pedalear más fuerte y por más tiempo.

El más famoso “tramposo de la historia” fue el estadounidense Lance Armstrong, a quien despojaron de sus siete triunfos en el Tour de Francia. Pero hay miles más. Incluyendo algunos campeones a los que nunca descubrieron o que murieron en el intento.

DE NO CREERLO

El largo preámbulo sirve para explicar lo que sucedió en la 40ª edición de una carrera ciclista desarrollada en Villena, Alicante. Y es que luego de un anuncio de que la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (Celad) realizaría controles, abandonaron 130 participantes.

El resultado final fue que de los 182 ciclistas que tomaron la largada, sólo 52 llegaron a la meta. Todos los demás abandonaron por haber sufrido “pinchazos o caídas”, pero no hay constancia de eso en las imágenes de la prueba.

Álvaro Marzá, segundo clasificado, denunció en Instagram: “Control Antidopaje en Villena = pinchazos y retiradas. No es una fórmula matemática, es la pura realidad. A ver si van tomando medidas que esto es un puro chiste. Por cierto, he pasado el control. Tercero que paso. A ver si me dan los resultados y los publico”.

TRISTE HISTORIA

Aunque el dopaje ha estado por siglos en el deporte, sólo desde 1968 el Comité Olímpico Internacional (COI) inicia los controles antidopaje (Juegos Olímpicos de México). Y esa ventaja no ha podido ser superada. La fórmula es simple, pero triste: cada vez que se prohíbe una sustancia, los médicos y químicos tramposos ya crearon otra que no puede ser detectada.

En otras ocasiones, los “deportistas” solicitan algún medicamento que puedan declarar, para ocultar otras sustancias que le permitan incrementar su rendimiento deportivo (¿recuerda la efedrina y la seudoefedrina detectada a Maradona?).

También se ha probado con drogas sintéticas, transfusiones de sangre y otros métodos que han sido indetectables por décadas.

Lo más nuevo parece ser el dopaje genético, que gracias a los avances en la biología molecular y la biogenética se ha convertido en una disciplina precisa, moderna y muy costosa. Y que nadie quiere detectar… ¿Por qué? Simple: porque es tan difícil de detectar que se gastarían decenas de miles de dólares sólo en intentarlo. Y, como sus resultados no son confiables, se gastaría mucho dinero para no llegar a sancionar a nadie.