1 de agosto 2025

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  • Desde septiembre, las atletas deberán certificar su sexo biológico para competir en torneos oficiales, según la nueva normativa impulsada por la Federación Mundial de Atletismo

Por Cristián Carrión de El Ágora


Un giro normativo impactará el atletismo femenino a nivel mundial. A partir del próximo 1 de septiembre, toda atleta que desee competir en la división femenina de los Campeonatos Mundiales deberá haberse sometido, al menos una vez en su vida, a una prueba genética que identifique el gen SRY, presente en el cromosoma Y.

Esta medida será requisito obligatorio para participar en el Mundial de Atletismo de Tokio, que inicia, justamente, el 13 de septiembre.

La Federación Mundial de Atletismo considera esta nueva normativa como un paso fundamental para «preservar la integridad del deporte femenino». Según el presidente del organismo, Sebastian Coe, «no se trata de juzgar identidades de género, sino de asegurar una base biológica común en la élite deportiva».

El análisis se realizará mediante muestras de sangre o saliva y será supervisado por cada federación nacional.

Nuevo criterio biológico

La entidad deportiva fusionará las normativas sobre atletas trans y personas con diferencias en el desarrollo sexual (DSD), incorporando un único marco regulatorio. Sólo podrán competir en categoría femenina las mujeres biológicas, algunas personas con condiciones específicas como el síndrome de insensibilidad androgénica completa y atletas con tratamiento hormonal validado por prescripción médica.

Además, se establece un período mínimo de cuatro años sin uso de testosterona para las deportistas que hayan recibido tratamiento de reafirmación masculina bajo autorización terapéutica.

La normativa excluye, por el momento, a mujeres trans, ya que actualmente no existen registros de participación de atletas trans en competencias de élite internacional bajo las reglas vigentes.

Pruebas genéticas y proceso clínico confidencial

El examen SRY será financiado parcialmente por la Federación Mundial —con un aporte de hasta 100 dólares por atleta— y será responsabilidad de cada federación nacional. Los resultados quedarán bajo resguardo del atleta, quien podrá decidir con quién compartirlos. Sólo el director médico de la respectiva federación podrá acceder a los datos en caso de evaluación o revisión adicional.

Este protocolo establece que los resultados positivos para el cromosoma Y limitarán la participación a otras divisiones distintas de la femenina. En casos de síndromes complejos o situaciones limítrofes, como la insensibilidad a los andrógenos, se ofrecerá acompañamiento y evaluaciones clínicas adicionales antes de una resolución definitiva.

Controversia internacional y desafíos éticos en el deporte

Aunque la normativa busca blindar la categoría femenina, ha generado debate entre organizaciones de derechos humanos, atletas y expertos en bioética. Mientras algunos sectores aplauden la precisión científica del test SRY, otros cuestionan el impacto psicológico y social de esta exigencia en deportistas con condiciones de género diversas.

La Federación, sin embargo, subraya que no cuestiona la identidad de género de los participantes, y que su enfoque es técnico, respetando siempre la privacidad, la dignidad y el marco legal de protección de datos personales.

Con la entrada en vigor de esta nueva política, el atletismo mundial enfrenta una redefinición profunda sobre los criterios de inclusión, con consecuencias directas en la conformación de equipos, procesos de clasificación y el equilibrio competitivo en las pistas.