Por SERGIO RIED de El Ágora.
El pequeño repunte de nuestro número uno en el desierto californiano, ante el 178 del mundo Ernesto Escobedo, parece haber sido solo un relumbrón porque apenas dos días más tarde volvió a demostrar sus falencias mentales y de juego cayendo en una hora y media con el “demonio” australiano Alex de Miñaur. Dos quiebres de servicio contra uno de su rival le bastaron al oceánico para llevarse el primer set por 6-4 y tres quiebres más en la segunda manga dieron estructura al 6-2 en el set definitivo.
Si bien esta vez el chileno perdió con uno de similar ranking, las dudas sobre su juego y su actitud poco han cambiado con su nuevo coach “interino” Jorge Aguilar. Escasa eficacia en su saque (cuatro quiebres) y gran número de errores no forzados (26 contra 19 de su rival) dieron pie para esta nueva derrota de nuestro “tanque” en la madrugada chilena (hay 4 horas de diferencia horaria con California).
Ni los augurios de su nuevo preparador físico el cubano Duglas Cordero, que declaró tener en sus manos a un futuro “top ten”, se vieron reflejados en la pista dura de Indian Wells y habrá que seguir esperando por la verdadera resurrección de nuestro tenista estrella. Algo que no ocurrirá si no cambia su manera de jugar y de ver el tenis. Porque plantado dos o tres metros detrás de la línea de fondo y subir a la red solo para saludar y despedirse de su rival, no basta para ser “top ten”. Ni siquiera para ganar partidos.
Ahora a esperar por un nuevo desafío en el ATP 250 de Amberes, Bélgica, para constatar sus progresos.
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