18 de octubre 2024

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La presidenta de la Unión Nacional de organizaciones gremiales de la micro, pequeña y mediana empresa (Unapyme), Gianina Figueroa, estuvo en conversación con Veritas Capitur donde abordó la situación de las empresas de menor tamaño en el complejo escenario económico post estallido social y pandemia, además de las medidas que está tomando el gobierno y que buscan reactivar la economía y estimular la inversión.

Las pymes parecen ser el “paraguas” cuando se debaten reformas estructurales, se plantea que podrían ser beneficiadas o golpeadas. ¿Cómo ven el programa de reactivación y pro inversión económica?

Generalmente, los lanzamientos de política públicas siempre enternecen la opinión con respecto a la incorporación de menor tamaño. Siempre la inversión y el apoyo de los gobiernos es importante y relevante, pero nos hemos acostumbrado a lo largo de la democracia que las empresas de menor tamaño sean no vistas como un elemento fundamental en el desarrollo del país. Aquí hay cosas que uno puede rescatar, pero sigue ausente la mirada sistémica de cuál va a ser el salto al desarrollo que se va a poner a las empresas de menor tamaño, porque tenemos un problema estructural de la economía.

Si bien somos los aportadores del 63% del empleo, tenemos un 13% de participación de las ventas y solamente un 17% de aportadores en el PIB, lo que nos transforma en una de las economías más concentradas y con una tremenda diferencia con países que tienen pymes mucho mejor paradas como nuestros vecinos peruanos, por ejemplo, donde las empresas de menor tamaño alcanzan un 30% de participación.

Por lo tanto, en momento que estamos con tanta incertidumbre, queremos seguir siendo aporte, pero dejando sobre la mesa que las medidas tributarias o decir que se van a renegociar créditos que se dieron con instituciones no financieras, son medidas que puedan decir “aquí estamos visualizando una política pública que pone en el centro de la economía y del desarrollo del país a las empresas de menor tamaño”.

Las pymes han sido golpeadas por el estallido social y posteriormente por la pandemia. ¿Cuáles son las inquietudes y principales problemáticas que enfrentan? Considerando que las políticas que se aplican para atender la situación son transversales, llegando incluso a empresas que se “disfrazan” de menor tamaño.

Es difícil que la política entienda nuestro mundo, al parecer. No hay ningún gobierno de Hacienda ni de Economía que haya terminado su periodo a lo largo de la democracia diciendo que las empresas de menor tamaño tienen mayor participación. Ahí hay un antecedente de que las políticas públicas han sido bastante fallidas.

Estamos en una de las peores crisis que podamos recordar con respecto a nuestra participación. Tiene que hacerse las cosas de manera diferente. Algunos de los mecanismos de inversiones con ayuda pública, como tienen subsidios tributarios o rebajas, deberían estar enfocados. Estamos acostumbrados a que haya “chorreo” para la pyme. Si la gran empresa logra un gran contrato, entonces subcontratará a empresas de menor tamaño, pero hemos vivido largo tiempo con una ley de pago a 30 días que no ha servido. Hay mucho abuso con respecto al retorno a las cajas de empresas de menor tamaño y las participaciones que pueden tener en grandes proyectos.

Aquí hay una decisión que tomar. Si es que vamos a hacer rebajas tributarias, por ejemplo, para grandes inversiones y eso tiene un elemento de esfuerzo fiscal, yo propondría que cada uno de esos proyectos estén acompañados por un porcentaje de empresas regionales. Pero que además sea vigilado, que no tenga abusos ni precarización de los servicios e insumos que van a comprar a las empresas de menor tamaño. Sino vamos a estar siempre en lo mismo, que lo que bota la ola le queda a la pyme.

El problema de esto, no es que nosotros queramos tener un rol de gran empresa. Queremos tener un rol de aportativos de mejor empleos y mejores salarios en el país, que ese es el rol que tienen las empresas de menor tamaño en las economías. Pero si uno revisa cuál es nuestra participación de mercado, difícilmente lo conseguiremos. 

Hay muchas empresas que están viendo cómo cambiar su modelo productivo y acceder a las tecnologías, pero de eso hay bien poco para financiar. No queremos un segundo piso de la Corfo, sino un primer piso y no para renegociar deudas, sino para que efectivamente se pongan los capitales en proceso de innovación tecnológica que sirvan para que las empresas de menor tamaño ocupen un espacio de mejor participación. También, hablar hoy día de, por ejemplo, de prohibir descuentos por volúmenes que es un de las grandes trabas para las empresas de menor tamaño. Y eso se hace en Estados Unidos, una economía que admira tanto este gobierno y todos los gobiernos que han pasado a lo largo de la democracia.

El ministro de Economía, Nicolás Grau, se abrió a escuchar planteamientos por parte de la pequeña y mediana empresa.

Hemos estado participando en mesas durante seis meses, incluso cuando el Presidente fue electo los gremios hicimos una visita a la “moneda chica” donde le entregamos un planteamiento en el corto plazo que era todo los resabios que quedaron de la pandemia, deudas, compras públicas, parar discusiones, entre otros. No hemos podido llegar a un término de esos puntos. Se está avanzando en deudas con Servicios de Impuestos Internos, pero nos quedaron fuera otros procedimientos ejecutorios que no han tenido solución. Por lo tanto, el problema es profundo y merece y necesita medidas más osadas y más sistémicas. Siempre vamos a estar disponibles al diálogo, pero las empresas de menor tamaño llevan dialogando toda la democracia.