9 de noviembre 2024

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  • El “King” se pone 17 años después la misma camiseta que lo lanzó a una trayectoria internacional plena de títulos y victorias, bajo condiciones y demandas renovadas de acuerdo al recorrido y las expectativas del entorno hacia un ídolo popular

Por Camilo Rey de Revista El Ágora


Tras una negociación tensa y compleja por sus aspectos económicos y deportivos, Arturo Vidal vuelve a Chile a cerrar su ciclo futbolístico en Colo Colo, el mismo club desde el que partió hace 17 años a recorrer el mundo dispuesto a triunfar como lo hizo en clubes de la jerarquía mundial del Bayer Leverkusen, Juventus, Bayern Munich, Barcelona, Inter de Milán, Flamengo y Athletico Parananense.

Si en ese minuto en que dio el salto a Europa su pase le costó 5,5 millones de dólares a los alemanes, en su retorno al fútbol chileno la tasación de Transfermarket lo sitúa en los 3,5 millones de euros, considerando sus 36 años y el desgaste natural de un recorrido tan extenso como exitoso.

Luego de fracasar su vínculo con Boca Juniors y América de Cali, Vidal se convierte en el jugador más caro del fútbol chileno y de acuerdo a ello serán las exigencias del club y del medio nacional. El hincha albo, por cierto, ya disfruta el retorno de un ídolo y apuesta porque con el King en la cancha los títulos locales y las estrellas internacionales serán accesibles para el equipo albo.

En ese contexto, como club, Colo Colo destina una gran inversión a traerlo como refuerzo estelar y, a la vez, deposita en su figura un cúmulo de expectativas que, al mismo tiempo, representan exigencias para Vidal en todos los ámbitos…

  1. Liderazgo. Vidal debe asumir esa condición en la cancha y en el camarín para ser conductor de un grupo que admira su trayectoria en la Selección y especialmente fuera del país.
  2. Identificación. La imagen de Vidal dentro y fuera de la cancha será la de Colo Colo, quizás avalado por una capitanía que tiene exigencias convencionales en el entorno doméstico y de Pedrero.
  3. Responsabilidad. Su regreso motivará naturalmente una mayor adhesión e identificación de los niños que sueñan con el fútbol y que, desde adentro y afuera de Colo Colo, lo ven como un emblema de sus sueños.
  4. Imagen. En el aspecto institucional y comercial Vidal se convierte en en una bandera corporativa de Blanco y Negro que debiera redituar beneficios directos si esa imagen no contraviene las normas del mercado.
  5. Disciplina. En gran medida, tan ídolo como antes lo fueron Carlos Caszely en Colo Colo o Leonel Sánchez en Universidad de Chile, lo que haga Vidal con la camiseta blanca tendrá resonancia directa para la entidad, incluso cuando sus acciones se enmarquen lejos de una cancha o un vestuario.
  6. Adaptación. La vuelta al medio nacional exigirá de su parte la sujeción a las normas del medio futbolístico y el respeto transversal a los demás protagonistas de la actividad. Ya no será “el chileno que triunfa en Europa”, sino la gran figura que representa al mundo colocolino.
  7. Roles. A diferencia de la etapa reciente, con un Vidal desatado disparando sus opiniones sin protocolo en el Twitch personal, ahora será parte de un sistema que le demanda respeto y moderación para funcionar dentro de una organización con normativas, jerarquías y estructuras.
  8. Profesionalismo. La misma dedicación y sacrificio que le permitió prolongar 17 años su trayectoria internacional debe replicarse en el club de sus inicios en la fase final de su carrera.
  9. Humildad. Una virtud para reconocerse -más allá de los privilegios económicos de su contrato-, como uno más dentro del colectivo, asumiendo idénticas obligaciones y derechos.
  10. Cuidados. La necesidad de adecuarse a las condiciones de un entorno que no corresponde a los parámetros sociales de Europa ni Brasil y que –por ya conocido- le exige empatía y cautela para sincronizar sus intereses con la sensibilidad del medio.