Trabajaba codo a codo con el doctor Orozco cuando a la Universidad de Chile le decretaron la misma fraudulenta quiebra que antes había sufrido Colo Colo. Vio con pena y frustración cómo, una vez más, su equipo caía ante el Cacique. Dice convencido: «Y agradezcamos que el cuadro albo no jugó bien, porque de lo contrario nos hacen cinco».
Por Eduardo Bruna.
Histórico hincha y ex gerente azul, Jorge Larenas, que trabajó codo a codo con el doctor René Orozco hasta que a la institución le decretaron una tan mañosa como fraudulenta quiebra, vio con el habitual interés el encuentro del Superclásico en Talca, pero sabiendo que su equipo de toda la vida tenía escasas posibilidades de vencer. Hoy, radicado en el sur del país, señala:
«Me dio pena el equipo, ¡qué quiere que le diga! Porque hay maneras y maneras de perder, y lo cierto es que, a pesar del muy mal primer tiempo que hizo Colo Colo, no tuvimos por dónde. Perdonen lo que voy a decir, pero se notó a las claras que Cristián Palacios iba todo ”cagado” a servir el penal. Al final, y con el 3-1 decretado, sentí mucha pena por los muchachos jóvenes del equipo y por los hinchas, que ven cómo el barco se hunde y ni siquiera tienen frente a quién protestar por la manera cómo está siendo conducido el club”.
Agrega: «Quedé con la impresión de que podíamos estar tres días seguidos enfrentando a Colo Colo y nunca le íbamos a poder ganar. Creo que si Colo Colo hubiera jugado un poco mejor, hasta nos podría haber hecho cinco».
-¿Ve el panorama tan negro como lo está viendo la mayoría de los hinchas de la U?
«Absolutamente. Es más: creo que la U no tiene por dónde salvarse y que este año nos vamos a la B. Para esto, aparte del fútbol que el equipo está mostrando, y que es pobrísimo, le doy un solo dato: cuando la U descendió, en 1988, lo hizo con un 53% de rendimiento. Es decir, bastante mejor que el porcentaje que tiene hoy. Como si fuera poco, nos vienen dos fechas seguidas jugando como visitantes y luego está el Clásico frente a Universidad Católica. Ese equipo que se fue al descenso en ese año, era bastante menos malo que el que tenemos ahora. Le digo más: ninguno de los defensas que tenemos hoy habría sido contratado por la U cuando, junto al doctor Orozco, trabajé en la conformación de los planteles, entre 1991 y el 2005”.
-Cuando a la U se le decretó la ilegal y fraudulenta quiebra, y llegó el Síndico (José Manuel Edwards), el doctor Orozco se fue, pero usted siguió unos meses más en el directorio. ¿Por qué?
«Porque el doctor Orozco me lo pidió. De otra manera, me habría ido de inmediato con él. Ambos sabíamos que las quiebras de Colo Colo primero, y de la U después, fueron gatilladas para instalar este sistema de Sociedades Anónimas y Deportivas que tenemos hoy. Las dos quiebras fueron ilegales, pero estaba claro que, desde hacía tiempo, la clase política chilena venía bregando porque los grupos económicos poderosos de siempre llegaran también al fútbol».
-El doctor Orozco no estuvo muy perdido cuando vaticinó que el fútbol, con la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas, estaba siendo presa de la voracidad de la gente con dinero de este país.
«Por supuesto. Fue algo que conversamos más de una vez. El siempre advirtió lo que le esperaba al fútbol chileno, y es lo que vemos hoy. Todo es retorcido, poco claro. Y ojo, que no sólo es la U el club del cual, hasta ahora, nada se sabe acerca de quiénes son sus verdaderos dueños. En parecida situación están San Luis, Unión La Calera, Rangers y algunos otros. ¿Cómo puede suceder algo así? La Superintendencia de Valores y Seguros, ¿no tiene nada que decir ni hacer a este respecto? Todo es oscuro, y claramente poco ético. El presidente de la ANFP, Pablo Milad, sin ir más lejos, cuando es consultado por algunas `rarezas´ que tiene nuestro fútbol, para decirlo de manera elegante, apela a que es legal. Sólo que en este país ya estamos aburridos de asuntos legales que, sin embargo, entran en colisión con la moral y la ética».
Aclara Jorge Larenas:
«Hay que reconocer, sin embargo, que respecto de algunas instituciones al menos tenemos claridad acerca de quién o quiénes son sus propietarios. Menciono a Unión Española, por Jorge Segovia, y a O´Higgins, por la familia Abumohor. Pero son claramente minoría, y la U misma escapa a la norma. Sabemos, por ejemplo, que el señor Michael Clark preside Azul Azul en representación del Grupo Sartor. ¿Pero qué es este grupo? ¿A quién responde? Lo peor es que uno, como hincha azul, se hace esas preguntas, pero nadie responde. Mi hijo, que es un pequeño accionista, ha tratado muchas veces obtener respuesta, pero jamás lo ha conseguido. ¿Qué queda, entonces, para un simple socio o hincha?
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