- Los estragos de la variante Delta en Colo Colo están dejando en evidencia la falta criminal de criterio del ente rector del fútbol chileno, que hoy cosecha lo que sembró durante décadas de improvisaciones y soluciones de parche.
Por ELE EME
Me van a perdonar, pero yo proyecto un escenario apocalíptico, pero dramáticamente posible, en que los casos de Covid-19 empiezan a proliferar entre los clubes chilenos y el campeonato de Primera A se transforma en una fecha más del Fútbol joven.
Por hacer respetar el reglamento a rajatabla (en mal momento se puso rigurosa la ANFP…) van a terminar jugando puros mocosos y el torneo se desvirtuará irremediablemente. Hasta podría ganarlo un equipo que ande por la mitad de la tabla, pero que la rompe en inferiores.
Otro efecto no deseado sería que se recuerde como “el Tetra manchado de Católica”. Esto, de resultar el más perjudicado Colo Colo, al ver la ventaja que le sacó a los de la franja pulverizada por las repercusiones del relajo en las precauciones sanitarias ante esta pandemia que, como vemos, sigue vivita y coleando entre nosotros.
Hay otra cosa, que no se analiza en las columnas deportivas formales: Colo Colo no está acostumbrado a que no se haga su voluntad. Hasta podría amenazar con salirse de la Asociación y crear una propia. Si pasa aquello, no me extrañaría que la “U” corriera a unirse a esa liga. Síndrome Estocolmo que le llaman…
Si el “popular” por muchos años, antes de la llegada de Internet y del VAR, era popular hasta al interior del cuerpo de árbitros. Yo estaba en el estadio (Nacional) cuando Hisis le pegó a la pelota en el área de la U como el mejor voleibolista, con la mano abierta y muuuy alejada de su cuerpo (hay fotos). Yo era uno de esos 73 mil testigos que vieron cómo “Lucho” Rodríguez, ante tan evidente falta, tomó la pelota con sus manos y cómo Víctor Ojeda cobró. ¡Pero cobró penal contra los azules! La pena máxima la sirvió Leonel Herrera y decretó el 1-0 para el Cacique a 5 minutos del final.
A Colo Colo lo malcriamos entre todos, pero sobre todo a nivel arbitral y directivo. Si el último gran escándalo fue la suspensión, en septiembre del 2020, de su partido con Antofagasta, por mucho menos que el contagio masivo de ahora (un pinche caso). Esa vez los albos simplemente no abrieron el Monumental, así es que… no se jugó. ¿Qué cuántos puntos les restaron a los albos? Cero.
Ahora, que se acordaron del reglamento en Jaduelandia, los de Macul (un puñado de púberes más Ignacio Jara, comandados por Eduardo Rubio) ya perdieron con Audax, acortando la distancia con Católica a dos puntos (en el entendido de que los cruzados aprovecharán este regalo “del cielo” y le ganarán a O’Higgins este domingo). Se viene Wanderers y adivine qué: hay otro contagiado (de “la patrulla juvenil” colocolina) y los otros 15 minialbos que jugaron son considerados sus “contactos estrechos” y, por lo tanto, no podrán saltar ni a la cnacha ni a la banca ante los porteños.
¿Quiénes se supone que saldrán a “dar cara” el martes? ¿Morón vuelve al arco? ¿“Pajarito” Vadés será recontratado de emergencia? ¿Mosa será probado como lateral para evitar el walk-over (bocóe en chileno pichanguero)? ¿Alguien va a averiguar si “Mister Pipa” está en condiciones de dirigir?
Paren la chacota. Toda la vida hicieron la vista gorda y hoy, que se las dan de talibanes del inciso y sacralizan la cláusula pase lo que pase en lugar de experimentar por una vez con la aplicación del criterio les empezó a quedar la crema. Karma.
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