El equipo de Chillán se coronó luego de golear 5-0 a Copiapó, convirtiéndose en el primer equipo que se titula en el año de la pandemia, superando el receso, los contagios, la incertidumbre y la espera de cinco años para retornar a Primera División.
Ñublense coronó una campaña formidable, en el campeonato más accidentado y sufrido de la historia del fútbol chileno, y se tituló campeón de la Primera B conquistando el anhelado retorno a la Primera División luego de cinco años. Para sellar un desempeño tan notable como regular, al equipo de Chillán la bastaron pocos minutos, ya que la resistencia de Deportes Curicó fue frágil frente al poderío de un equipo sólido y confiado en sus medios futbolísticos.
El detalle del partido jugado en Chillán se convierte en pura anécdota al lado de la trascendencia del objetivo logrado, comparable sólo al antecedente de 1976. Mathías Pinto abrió la cuenta a los 20′ con un golazo desde fuera del área y David Escalante marcó el segundo a los 24′. Sólo cinco minutos después, Pinto puso su segundo tanto del partido a los 29′, cerrando el 3-0 parcial del primer tiempo. Más tarde vino la guinda de la torta, cuando Óscar Ortega sumó dos goles más (49′ y 52′), y dejó servida la mesa para la celebración de toda una región.
Dirigido por un capacitado técnico chileno, Jaime García, que logró armonizar un equipo de fútbol eficiente y rendidor, que tuvo tremenda eficacia goleadora, Ñublense se mantuvo puntero a lo largo de casi toda la temporada, demostrando sus virtdes individuales y cohesión colectiva. Frente a Copiapó, la cita cumbre, el campeón alineó con el uruguayo Rodrigo Odriozola; Jorge Ampuero, Nicolás Vargas, Nozomi Kimura, Giovanni Campusano; José Navarrete, Kevin Valenzuela, Iván Rozas; Óscar Ortega, Mathias Pinto y David Escalante.
Figuras tuvo muchas, como cualquier campeón, pero su columna vertebral la sostuvieron figuras determinanes como el portero Odriozola, el zaguero y capitán Nico Vargas o el joven volante Iván Rozas, entre otros. Tambien contó con aquellas sociedades imprescindibles que sustentan un proyecto fuera y dentro de la cancha. Dos ejemplos de ello fueron los ex O’Higgins Nicolás Vargas y Larry Valenzuela, y los ex Universidad de Chile Mathias Pinto e Iván Rozas.
Con un interesante trabajo previo en Melipilla y La Serena, entre otros clubes, el técnico García superó el covid que lo afectó y sobrellevando ese duro golpe logró transmitir al grupo una mistica e identificación que ahora todos elogian. Desde esta noche Chillán celebra la conquista de Ñublense, que tras las medallas y el protocolo de celebración, se convierte en el primer campeón de la pandemia, sin público ni fuegos artificiales en el estadio, pero con el corazon de todos los hinchas empujando al equipo hacia la gloria soñada…
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