Superado la mayor parte del partido, el vigente campeón del mundo tuvo la contundencia en el área de la que su rival careció. Harry Kane, la gran figura de los ingleses, desperdició al final un penal que pudo haber cambiado la historia de este partido.
Por EDUARDO BRUNA / Fotos: FIFA
Francia, vigente campeón del mundo, dio un paso grande para repetir en Qatar 2022 lo que logró en Rusia 2018. Venciendo por 2-1 a un calificado rival, como Inglaterra, el elenco galo ratificó que sus aspiraciones de un bi, algo que no se consigue desde Brasil 1958 y 1962, están más vigentes que nunca.
Y no es que Francia haya jugado extraordinariamente bien, que haya deslumbrado sin dejar dudas. Todo lo contrario: cuando un cuadro como el francés es mayoritariamente superado, y aun así es capaz de alzarse con la victoria, significa que a la suerte necesaria supo agregar esa cuota de templanza y contundencia para de todas formas alzarse con una victoria que, desde luego, y partiendo por los ingleses, podría ser calificada como “injusta”.
Lo hemos dicho muchas veces: el fútbol se gana con goles. Lo demás son disquisiciones por cierto contrapuestas y hasta entretenidas de especialistas que gustan hacer del fútbol prácticamente una ciencia. Y ocurre que, siendo mejor en el balance Inglaterra, el partido se lo llevó Francia. Simplemente porque aprovechó lo poco que ofensivamente tuvo frente a un rival que, llegando bastante más, y con más peligro, falló en el toque final o se encontró con un arquero que, como Lloris, fue uno de los puntos altos de su equipo.
¿De qué puede quejarse Inglaterra cuando, faltando seis minutos para el término hasta un penal desperdició? El destino quiso que fuera Harry Kane, un crack con todas las letras y figura inmensa de su cuadro, quien elevara lastimosamente su disparo, sumándose a otros grandes que también fracasaron en esa instancia.
Francia fue campeón en Rusia 2018 sin tener la posesión del balón. Las estadísticas mostraron que en cada partido era el rival el que más la tenía. Sólo que esta vez fue claro que Francia exageró la nota. Ni hablar luego que, en el minuto 17, Tchouameni acertara con la red con un violento disparo a la entrada del área. En ventaja, el cuadro de Deschamps entregó el balón y el terreno, lo que es jugar con fuego teniendo al frente a un equipo que posee jugadores calificados.
No sin problemas, Francia terminó la primera etapa con esa exigua ventaja. Pero el haber sufrido dos o tres serios sofocones en su área no provocó que, con miras a la segunda etapa, variara el esquema. Al contrario: se echó tan atrás, que sus posibilidades de gol apenas quedaron reducidas a lo que pudiera producir un contragolpe, que por lo demás nunca llegó. Los tres de arriba –Dembelé, Giroud y Mbappé- estaban absolutamente desconectados de sus volantes, y en realidad más preocupados de no dejar ir sobre todo a Walker y Shaw, los laterales ingleses.
Cada despeje francés significaba una nueva carga inglesa. El empate parecía llegar en cualquier momento, hasta que Tchouameni pasó de héroe a villano, derribando a Saka dentro del área. Frente al balón, Kane no tuvo dudas para ponerla lejos del alcance de Lloris.
Jugando mejor, superando a su rival, la lógica indicaba que si alguien podía desnivelar, esa era Inglaterra. Y pudo hacerlo en un par de oportunidades, entre ellas un cabezazo de Maguire que dio en el vertical antes de perderse por la línea de fondo.
Sin embargo, bastó una ráfaga de Francia para que el panorama cambiara. Pickford, arquero inglés, había salvado el gol de manera notable tras un zurdazo a boca de jarro de Giroud, sólo que, en la jugada siguiente, un gran centro de Griezmann, que jugó con el freno de mano puesto para no ganarse una segunda amarilla, permitió el notable cabezazo del propio Giroud, ganándoles a los ingleses en lo que es su especialidad.
Como sea, Inglaterra tuvo más de una opción para cambiar su suerte. La más clara, ese penal desperdiciado por Kane, en este encuentro lo más parecido a Di Stéfano, porque te aparecía por toda la cancha. Por romperle el arco a Lloris elevó el remate y con ello desperdició una oportunidad de oro para haber llevado el encuentro al alargue. Un alargue que, estaba claro, se veía más propicio para aquel que mejor jugaba.
PORMENORES
Mundial Qatar 2022, cuartos de final.
Estadio: Al-Bayt, de Jor.
Público: 68.895 espectadores.
Árbitro: Wilton Sampaio (Brasil).
Francia (2): H. Lloris; J. Kounde, R. Varane, D. Upamecano, T. Hernández; A. Griezmann, A. Rabiot, A. Tchouameni; O. Dembelé, Giroud, K. Mbappé. DT: Didier Deschamps. Cambio: 80’, K. Coman por Dembelé.
Inglaterra (1): J. Pickford; K. Walker, J. Stone, H. Maguire, L. Shaw; J. Henderson, D. Rice, J. Bellingham; B. Saka, H. Kane y Foden. DT: Gareth Southgate. Cambios: 79’, R. Sterling por Saka y M. Mount por Henderson, 84’ M. Rashford por P. Foden; 90+7’, J. Grealish por Stone.
Goles: 17’, Aurilien Tchouameni (FRA); 54’, Harry Kane (ING); 78’, Olivier Giroud (FRA).
Incidencia: 84’, Harry Kane (ING) desperdició un penal.
Tarjetas amarillas: Griezmann, Hernandez y Dembelé (FRA); Maguire (ING).
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