El cuadro chillanejo en la primera etapa hasta pareció al Liverpool pasándole por arriba a un rival de tono menor en el Anfield Road. El elenco cruzado, que espera a Ariel Holan, ni con Paulucci, ni antes con Poyet, había cumplido una actuación tan desastrosa.
Por EDUARDO BRUNA
Se esperaba una Universidad Católica con menor peso ofensivo que el habitual. Sin Valencia, y sobre todo sin Zampedri, se suponía que al elenco cruzado le iba a costar más de la cuenta en Chillán. Lo que no estaba en los cálculos de nadie, sin embargo, fue que el cuadro tetracampeón del fútbol nacional, más allá de la deficiente campaña que viene cumpliendo a todo nivel, resultara todo un desastre, cosechando una más que merecida y lapidaria derrota de 4-0 frente a un Ñublense que perfectamente pudo anotar dos o tres goles más.
Es que pocas veces Universidad Católica había jugado peor. Ni en los peores momentos de Paulucci, ni tampoco durante Poyet, el cuadro cruzado se había mostrado tan poquita cosa. Con una ofensiva absolutamente improvisada, un medio campo trotón y sin ideas, lo peor sin embargo fue la defensa. Fue, mientras Ñublense atacó, un viscoso flan. No sólo no podían parar a nadie, sino que cada intento de salida desde las últimas posiciones era un concierto de malas entregas o balones que, al ser mal controlados, le regalaban una y otra vez el balón a un equipo que tiene jugadores con los cuales dañar y que no en vano se hace fuerte jugando preferentemente como local.
Es verdad que Universidad Católica ha tenido, además, una suerte perra con sus centrales, al punto que el interino técnico Valenzuela tuvo una vez más que improvisar en ese puesto a Parot. Sin embargo, también Ñublense ha experimentado problemas similares. De hecho, como central tuvo que ubicarse Caroca y, ante la ausencia de Vargas, defensor sobre el cual gira todo el andamiaje defensivo del equipo chillanejo, jugó un Del Pino que antes de la media hora de juego quedó a mal traer tras una fea entrada de Melano. El técnico García, ante la emergencia, tuvo que hacer ingresar a Campusano y ubicar a Cordero al centro de la zaga.
La diferencia es que mientras Ñublense siguió jugando igual, Universidad Católica cumplía su presentación más desastrosa del campeonato. Ni Orellana, tan elogiado en los últimos encuentros, estuvo a la altura, porque no pesó en ninguno de los aspectos del juego.
A las dudas cruzadas desde el inicio, vino a sumarse la tempranera apertura de la cuenta de Ñublense. Iban recién 12’ y Cerezo ganó el cabezazo que, cruzando el arco, no pudo ser manoteado por el “Zanahoria” Pérez. Tan sólo cabeceó el lateral, que el guardalíneas marcó un fuera de juego que el VAR desestimó, provocando la tardía celebración de los jugadores y de su parcialidad.
Sólo una oportunidad tuvo la UC para, en una de esas, haber cambiado su destino. Recuperada una pelota en mitad de cancha, Melano metió un gran pase para dejar solo a Tapia, pero el remate de este se perdió por centímetros junto al vertical más alejado.
Luego, vino la debacle cruzada completa y la fiesta total de Ñublense. En la salida, Orellana fue anticipado y el pase sorprendió absolutamente destapado a un Aravena que, tras eludir a Pérez, anotó la segunda cifra. Y poco después, en otra carga profunda y con ventaja, Moya sacó a pasear a Rebolledo para meter el centro atrás que fue empalmado de zurda y en plena área chica por Aravena.
Era, por el uniforme de Ñublense, como estar viendo al Liverpool aplastando a un rival de tono menor por la Premier League en Anfield.
Por más que intentó encontrarle el ajuste al equipo, Valenzuela no pudo encontrarle nunca la mano. Ninguna de las modificaciones que hizo le dio resultado. Por su parte Ñublense, a favor de la amplia ventaja conseguida en un primer tiempo de espanto para los cruzados, se dedicó a contener, a salir mediante rápidas combinaciones para ver si por ahí se daba una contra que alargara aún más las cifras.
Y salió, sólo que de un tiro libre luego que una falta de Galani a la entrada del área abortara el carrerón de Rubio. Rozas, que llevaba apenas un par de minutos en cancha, le pegó al arco, pero con tan buena suerte para él que el balón rebotó en Buonanotte, ubicado en la barrera, para descolocar por completo el vuelo que intentó el “Zanahoria”.
En suma, fiesta chillaneja y tarde negra para Universidad Católica, que con Valenzuela en la banca apenas pudo rescatar un par de trabajados empates. Dicen que Ariel Holan ya está en Santiago para asumir la conducción técnica del equipo, pero si vio este partido -y seguro que sí lo vio-, ya debe estar preguntándose dónde se vino a meter, porque se antoja que para levantar este equipo se necesita ser un mago.
PORMENORES
Campeonato Nacional. Partido válido por la duodécima fecha.
Estadio: “Nelson Oyarzún”, de Chillán.
Público: 7 mil espectadores, aproximadamente.
Arbitro: Angelo Hermosilla.
ÑUBLENSE (4): N. Pérez; Cerezo, Caroca, Del Pino (31’ Campusano), Cordero; Mateos, Rivera (78’ Rozas), Reyes; Aravena (78’ Rubio), Guerra (82’ Pinto), Moya (82’ Reynero).
U. CATOLICA (0): S. Pérez; Rebolledo, Asta-Buruaga, Parot, Cuevas (69’ Buonanotte); Leiva (12’ Saavedra), Gutiérrez, Orellana (86’ Munder); Tapia, Barticciotto (46’ Galani) y Melano (46’ Montes).
GOLES: Cerezo, de cabeza, a los 12’, Aravena a los 41’ y 44’ y Rozas (tiro libre) a los 80’.
Tarjetas amarillas: En Ñublense, Reyes y Cordero; en Universidad Católica, Tapia, Rebolledo y Melano.
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