Cristián Garín perdió 6-2 6-1 7-5 ante el ruso Daniil Medvedev, número dos del mundo. Una buena actuación de nuestro “Tanque” en el principal torneo del mundo sobre arcilla, alcanzando históricos cuartos de final, pero no tanto si vemos que solo ganó a jugadores de bajo ranking como lo son sus tres víctimas, el argentino Londero y los estadounidenses McDonald y Girón.
Por SERGIO RIED
No hay duda de que en el tenis de hoy el servicio es un arma si no decisiva, por lo menos muy importante. En un deporte como el tenis en el que el 80% de los primeros 100 del mundo mide más de 1.80 mts. y muchos superan el metro noventa, es imprescindible contar con un muy buen servicio y sobre todo meter un buen porcentaje del primero de ellos.
Los grandes jugadores superan el 80% de efectividad en su primer saque, lo que les permite jugar una gran cantidad de puntos siendo los dominadores de ellos. Por eso sufren menos “quiebres” de servicio y por ende ganan más games y partidos.
Todo esto a propósito de la derrota de Cristián Garín ante el ruso Daniil Medvedev, número dos del mundo. El ariqueño tiene como gran déficit en su juego, el saque, que a veces llega a un bajísimo porcentaje de primeros intentos (hasta un 40%), con lo que ya parte jugando cada game de servicio en desventaja.
Esto lo puso en evidencia en estos octavos de final de Roland Garros donde Medvedev lo puso de rodillas con un humillante 6-2 y 6-1 en los dos primeros sets. Y aunque el tercero fue muy diferente, principalmente por una baja inexplicable de esta verdadera máquina trituradora que es el ruso, no le alcanzó al chileno para adjudicarse la manga pese a haber tenido claras ocasiones para hacerlo. Errores no forzados en momentos clave y una vez más un bajo porcentaje de primeros saques, sumados a malas elecciones de golpes y subidas a la red, dejaron el partido servido a su rival para llevarse la etapa por 7-5.
Una buena actuación de nuestro “Tanque” en el principal torneo del mundo sobre arcilla, alcanzando históricos cuartos de final, pero no tanto si vemos que solo ganó a jugadores de bajo ranking como lo son sus tres víctimas, el argentino Londero y los estadounidenses McDonald y Girón.
Dura tarea para su coach, el argentino Franco Davin, quien deberá trabajar horas extras para mejorar éste y otros aspectos de su pupilo. Como el hacerlo jugar más cerca de la linea de fondo, armar mejor los puntos y saber cuándo y cómo subir a la red a liquidar una jugada.
Casi nada.
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