7 de diciembre 2024

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El cuadro albo, cumpliendo una buena actuación en la primera etapa, pero bajando ostensiblemente su producción en la segunda parte, sumó su primer triunfo en el torneo con dos goles de un “resucitado”: Iván Morales.

Por EDUARDO BRUNA / Foto: AGENCIA UNO

¿Cuál es el verdadero Colo Colo? ¿El que fue superior en la primera etapa o este equipo que terminó defendiendo angustiosamente el triunfo por 2-1 en El Salvador, sobre Cobresal? Porque el cuadro de Quinteros mostró dos caras. Una grata y esperanzadora acerca de lo que puede ser su rendimiento en este torneo, y otra en que, sin decepcionar ni mucho menos, dejó planteadas varias dudas.

Fue en ese primer tiempo en que el “Cacique”, con su juego, no es que sacara chapa de candidato ni nada de eso, pero dejaba al menos la certeza de que, más allá de sus virtudes y falencias, que las sigue teniendo, estará lejos de transitar por esa campaña de pesadilla en el campeonato pasado que incluso lo tuvo a punto de irse a la Primera B.

El rendimiento de Colo Colo en esa primera etapa fue, como ya se dijo, esperanzador. No sólo porque mostraba un buen volumen ofensivo, más allá del bajo nivel que mostró Bolados, sino porque exhibía una marca que antes no tenía y una dinámica que le posibilitaba sorprender mediante veloces contragolpes, o “transiciones”, como dicen los sabios de esta ciencia. Tan positivo fue lo del cuadro albo durante esa primera parte, que basta decir que los dos goles los anotó Morales, un delantero que venía fracasando reiteradamente no sólo en lo que es su obligación como hombre en punta, sino que su aporte en el aspecto colectivo y en la recuperación era nulo.

Esta vez, sin embargo, se iluminó para meter a los 16 minutos un zapatazo desde fuera del área que sorprendió completamente al meta Requena, que pese a su estirada no pudo llegar a ese rincón bajo y pegado al poste por donde se le coló el balón. Y cuando ya la primera etapa se iba, el propio Morales puso el 2-0 pateando con gran pericia el penal que un minuto antes Silva le había cometido a Bolados.

Digamos que fue la única aparición meritoria de Bolados, que anduvo especialmente desafortunado, al punto que cuando transcurría la primera media hora de juego dejó mansamente en las manos de Requena un remate que preludiaba gol, sencillamente porque la jugada alba, veloz y bien urdida, lo había dejado solo.

Más allá de un par de sofocones, frente a los cuales reaccionó en gran forma Bryan Cortés, meta albo, no cabe duda de que Colo Colo había sido superior, y el marcador de 2-0 con que se fue al descanso, de toda justicia.

El técnico de Cobresal, Gustavo Huerta, movió acertadamente sus piezas para afrontar la segunda etapa. Excluyó a Ragusa, Mesías y Salinas, para hacer ingresar a Smith, Maidana y Hurtado, respectivamente. Y sea porque los que ingresaron lo hicieron en un mejor nivel, o porque Colo Colo no peleó la pelota como hasta ahí lo había hecho, lo cierto es que Cobresal comenzó a adueñarse más y más del balón, provocando que el “Cacique” fuera echándose cada vez más atrás.

Que Quinteros se preocupó, quedó claro cuando, apenas tras siete minutos de juego, excluyó a Bolados para hacer ingresar a Alarcón. La idea era clara: que Alarcón le colaborara en el medio campo a un Soto que, a pesar del buen partido que hizo, no podía cubrir por sí solo todo el ancho de la cancha.

Pero así como Cobresal mejoró notoriamente con las modificaciones que hizo Huerta, en Colo Colo ocurrió todo lo contrario con los cambios que fue introduciendo Quinteros. De partida, el ingreso de Gaete por Martín Rodríguez no le resultó para nada. Mientras Rodríguez se mostró habilidoso y capaz de ganar en el mano a mano, Gaete fue un canto al desorden y a la torpeza. Parraguez no fue capaz de mantener el buen nivel de Morales y Costa -tal vez por ese miedo ancestral a la altura de todo jugador de origen rioplatense- desapareció casi por completo a los pocos minutos de reanudarse el encuentro en su segunda parte. El propio Gil perdió la relevancia que había tenido en el primer tiempo, cuando tocó siempre bien y con criterio.

De tanto buscar, Cobresal finalmente encontró el tanto del descuento. Varas, ingresado minutos antes, metió un centro pasado desde la línea de fondo, y ya se sabe lo que le ocurre generalmente al equipo que sufre esa jugada: Rojas fue superado por Hurtado, que con golpe de cabeza estableció un 2-1 que, considerando los minutos que restaban, dejaba abierto el partido. Un minuto antes, Gaete se lo había perdido de manera increíble tras habilitación de Parraguez luego de veloz contragolpe.

Lo que era un partido hasta cierto punto cómodo, para Colo Colo culminó con angustia. Sin poder salir, perdiendo siempre o casi siempre lo que se llama la “segunda pelota”, Cobresal rozó el empate, aunque más que nada por insistencia e ímpetu, porque lo que tenía no le alcanzó frente a un bloque posterior albo que, no sin dificultades, sacó la tarea adelante.

Lo dicho: este es un Colo Colo hasta el momento bastante bipolar. Como sea, no resiste comparación con la murga que fue durante casi todo el torneo pasado.

PORMENORES

Campeonato Nacional. Segunda fecha.

Estadio: “El Cobre”, de El salvador.

Arbitro: César Deischler.

COBRESAL (1): Requena; Cárdenas, Silva, González Ayala; Farías; Reynero, Ragusa (46’ Smith), Mesías (46’ Maidana); Salinas (46’ Hurtado), Pol (61’ Varas).

COLO COLO (2): Cortés; Rojas, Zaldivia, Gutiérrez, Suazo; Costa (86’ Jara), Soto, Gil; Bolados (52’ Alarcón), Morales (67’ Parraguez) y Rodríguez (67’ Gaete).

GOLES: Para Cobresal, Hurtado (cabezazo) a los 74’; para Colo Colo, Morales a los 16’ y 42’ (penal).

Tarjetas amarillas: En Cobresal, Farías, Mesías y Hurtado; en Colo Colo, Zaldivia, Soto y Suazo.