21 de noviembre 2024

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  • Coquimbo Unido consiguió una igualdad sin goles en el partido de ida de las semifinales de la Copa Sudamericana ante Defensa y Justicia, de local en Paraguay. Sí, en una decisión que no tiene explicaciones razonables, el equipo chileno fue anfitrión en Asunción.

Por MATÍAS ALCÁNTARA


Dentro de los empates, el 0-0 es el resultado más valorado por los equipos que abren cada serie en condición de local. Y a juzgar por la disposición del equipo Pirata, mantener el arco en cero era el primer objetivo de los dirigidos por Juan José Rivera.

Coquimbo planteó una línea nominal de tres hombres en el fondo, que en realidad la mayor parte del partido fue de cinco futbolistas, especialmente en el primer tiempo en que Defensa Justicia se vio mejor, tratando de cortar las jugadas en territorio adversario. Por eso fue tan intermitente la participación de Abrigo, Palacios y Farfán, los hombres llamados a generar peligro.

Lo que se vio en los primeros dos minutos de juego fue un espejismo de lo que sería el encuentro. En esos pasajes iniciales se vivieron dos emociones, una en cada arco, pero no sería la tónica del juego. Más bien el partido estuvo más relacionado con la anulación del rival que de la búsqueda de ocasiones de gol.

Y dentro de esa mezquindad, o de inteligencia para afrontar una llave de 180 minutos (evalúelo como prefiera), fue Defensa y Justicia el equipo que estuvo más cerca de ganar. Como buen equipo visitante entendió que marcar fuera de su reducto era vital para la clasificación, y por eso buscó un poco más. En el primer tiempo tuvo dos mano a mano: uno se fue apenas por el costado y el otro por centímetros elevado. La única ocasión de Coquimbo en la etapa inicial estuvo en el arranque, en un centro que antes de abandonar la cancha acarició el travesaño.

En la segunda fracción el panorama no cambió tanto, porque los equipos siguieron mostrando más lucha que buen fútbol. Hernán Crespo, técnico de Defensa y Justicia -cuyo nombre figura en una de las carpetas de candidatos para dirigir a La Roja-, poco a poco se fue con formando con la igualdad. Mientras que el equipo chileno tampoco veía con malos ojos el resultado.

Sin embargo, en los últimos minutos Coquimbo casi da el primer golpe de la serie, porque un pelotazo de González dejó frente a frente a Farfán con el meta Unsain, pero el delantero Pirata en lugar de disparar de zurda como pedía la jugada, buscó su mejor perfil y eso le dio tiempo para que defensor llegara a interrumpir la acción.

Ese ataque no alcanzó para ganar el partido, pero sí para establecer un equilibrio en las consideraciones finales. Una clara llegada que al menos sirvió para determinar que el empate fue el resultado que mejor grafica lo ocurrido en Paraguay.

¿En Paraguay? Sin duda la sede del partido fue lo más llamativo del encuentro. Se trasladó a Asunción porque la Conmebol determinó que en Chile no existían las garantías para albergar un duelo de tamaña importancia. Un castigo demasiado grande para un Coquimbo que hizo todo bien. O mejor dicho, que no cometió falta alguna (la suspensión del partido obedeció a tres positivos PCR de la delegación argentina). Ni siquiera cayó una naranja desde la galería como fue la justificación para quitarle la localía a Chile en las Clasificatorias de 1989, el último precedente en que un equipo nacional tuvo que ser anfitrión en el extranjero.

La revancha se disputará el sábado en Buenos Aires, a las 20:30 horas, partido en que un gol Pirata podría valer un tesoro.