Por SERGIO RIED de El Ágora.
Cristián Garin ya había perdido tres partidos seguidos sobre superficie dura en esta mini temporada norteamericana y se esperaba que en su debut de este último Grand Slam del año, justificara !por fin! su ranking de 19 del mundo. Pero nada de eso ocurrió contra el discreto eslovaco Norbert Gombos, de 31 años, sin torneos ganados en su carrera y número 111 del circuito ATP.
Pese a la enorme diferencia de pergaminos entre uno y otro, en el court de Flushing Meadows no se vió distancia alguna. Incluso si hubiera que destacar a uno de los contendientes éste sería el oriundo de Galanta, Eslovaquia. Porque al menos subió a la red en algunas ocasiones y buscó incomodar al chileno variándole el juego y tratando de inducirlo al error.
Porque hay qué insistir por enésima vez que Garin no busca provocar el error de su rival, sino espera que éste lo cometa, jugando dos o tres metros detrás de la línea de fondo tirando palos a diestra y siniestra sin ningún propósito claro. A tanto llega la fobia (o el cariño) del ariqueño por la superficie de la cancha que prefiere no pisarla, y cuando espera el servicio de su rival desparece del cuadro de la televisión. ¿Y la red? ¡Bien gracias! Sólo se acerca a ella para ir a saludar al rival y despedirse.
Sin querer menoscabar a nuestro compatriota tenista, hay que escuchar a la gente que se pregunta ¿cómo puede estar clasificado número 19 del mundo si tiene tantos ripios en su juego y pierde o gana de manera agónica a jugadores clasificados 100 o más lugares por debajo de él?
Yo tambien me lo preguntó cada vez que lo veo jugar.
Su rival en segunda ronda será el suizo Henri Laaksonen (130), verdugo del australiano John Millman (43).
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