18 de abril 2024

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El Cacique viene mostrando un fútbol de dos caras. Tan pronto sorprende y gusta a rabiar, como extravía por completo los papeles y brinda un segundo tiempo de espanto, como frente a Curicó Unido. Y tal realidad preocupa no tanto pensando en la competencia casera, sino imaginando qué equipo veremos en la fase culminante del Grupo F de Copa Libertadores.

Por EDUARDO BRUNA


Como el dios Jano, Colo Colo tiene dos caras: una que deleita; la otra te hace hundirte en un montón de dudas. Y es que tanto a nivel local como internacional el Cacique te brinda un muy buen primer tiempo, para luego extraviar los papeles y caer en un foso del cual, más de alguna vez, lo han salvado individualidades, cuando no el indesmentible oficio de sus jugadores.

La victoria frente a Curicó Unido sólo vino a ratificarlo. Sin el nivel superlativo que mostró en Lima, frente a Alianza por la Copa Libertadores, en el estadio La Granja Colo Colo estructuró un claro y merecido 2-0 terminado el primer tiempo. No era poca cosa: aparte de lo que le cuesta al cuadro de Quinteros traducir esa superioridad en el marcador, estaba superando hasta cómodamente a un rival que en su cancha se hace fuerte, y que, aparte de recibir muy pocos goles, aspiraba a consolidarse en la parte alta de la tabla.

Era esperable que Colo Colo, a favor de esa tranquilizadora ventaja, supiera aprovechar los muchos espacios que obligatoriamente tendría que dejar Curicó Unido a la búsqueda de mejor suerte. Que Lucero, Solari y Zavala, tendrían que aprovecharlos  para seguir aumentando la cuenta.

Pero, como tantas otras veces, no sucedió nada de eso. Las opacas actuaciones de los tres en punta, más allá de que Lucero había justificado su presencia con el gol de la apertura, sumado a una notoria baja de Gil y de Pavez, desdibujaron por completo a un Colo Colo que fue llevado por delante por el ímpetu y el juego más que aceptable que expuso Curicó Unido. Y en medio de ese panorama el elenco local no sólo descontó mediante un golazo de Coelho, sino que llevó reiterados sofocones al área alba.

Para decirlo pronto: de no haber estado en el arco Cortés, difícilmente Colo Colo habría ganado y sumado los tres puntos que lo dejaron como líder exclusivo. Porque el iquiqueño frustró dos oportunidades clarísimas que supo procurarse el ataque curicano, cuando a los del fondo albo les llegaban por todas partes, porque el mediocampo era permanentemente superado. A esas alturas, la victoria alba se sostenía, fundamentalmente, en la guapeza de Falcón para ir a todas, la solvencia de Amor y el buen nivel que siguen evidenciando Opazo y Suazo. Porque Fuentes y Pavez colaboraban en lo que podían y como podían, sólo que en ese segundo tiempo rara vez cruzaron la mitad de cancha.

A estas alturas parece quedar claro que mal jugador Lucero no es. Es vivo para picar al vacío, se defiende con el balón en los pies y busca siempre asociarse con sus compañeros. Pero queda claro ya que está lejos de ser un goleador típico. Ninguno de esa raza pierde tantas oportunidades como las que desperdicia el ex Vélez Sarsfield. Si a eso le agregamos que Zavala sólo durante la primera etapa justificó su titularidad, y que Solari debe haber hecho el partido más bajito desde que está en Colo Colo, no cuesta explicarse el por qué el Cacique durante esa etapa jamás visitó con posibilidades de gol al meta curicano Cerda.

¡Qué mal jugó Colo Colo en esa segunda parte! La pelota no le duraba nada, y no siempre por la marca curicana. Muchas veces fue por malas habilitaciones cuando para nada había una situación de conflicto que apurara el error. En esa negativa faceta destacó Gil, entre otras cosas porque precisamente es un buen habilitador, pero de bien cerca lo siguió el resto, perdiendo una y otra vez balones fáciles.

¿Cansancio? ¿Secuelas de la farra de mitad de semana frente a Alianza de Lima? ¡Por favor! Como profesionales que son los jugadores albos deben estar acostumbrados a un partido intenso cada tres o cuatro días. A la irregularidad de varios se suma los cambios tardíos que siempre hace Gustavo Quinteros. Es verdad que, castigado, esta vez no estuvo en la banca, como no va a estar tampoco el próximo sábado, frente a Coquimbo Unido, pero todos sabemos que, de una u otra forma, la tecnología actual permite tomar todo tipo de atajos para que la sanción no lo transforme en mudo.

Con el oficio y los jugadores que tiene, y sin que vuelvan los increíbles desaguisados del torneo pasado, puede que a Colo Colo su juego le alcance para lograr un título que no disfruta desde el ya lejano 2017. Los denominados “grandes”, es decir, Universidad Católica y Universidad de Chile, están tan atrás en la tabla que por ahora el objetivo primario de ambos es despegarse cuanto antes de los puestos de descenso. Y en cuanto a los otros candidatos, léase Unión Española, Ñublense, O´Higgins, Huachipato y el propio Curicó Unido, tendrán que hacer un esfuerzo supremo por seguir acechando al Cacique.

Planteles reducidos suelen ser el principal problema a solucionar para los denominados “chicos” en un campeonato largo.

Lo preocupante es constatar a este Colo Colo de dos caras cuando se piensa en la competencia internacional. Porque perfectamente puede lamentar la farra doble que se pegó frente a “Los Intimos”. Sobre todo tras lo ocurrido en Lima, cuando debiendo golear terminó cosechando un empate 1-1 que perfectamente puede costarle la clasificación. No sólo porque regaló dos puntos, sino porque en un grupo tan cerrado como se avizora este, la clasificación puede decidirse por diferencia de goles.

Anticipándonos a lo que viene, podemos imaginar perfectamente que al partido de revancha en el Monumental, entre el Cacique y Fortaleza, ambos cuadros podrían llegar igualados en siete puntos, calculando que frente a River Plate la lógica indica una derrota y que Alianza de Lima no será rival para un Fortaleza que, conforme avanza la Copa, sigue evidenciando una clara mejoría. No sólo eso: el cuadro brasileño puede lograr un triunfo con un marcador amplio, que lo dejaría mucho mejor aspectado para esa visita por la última fecha del Grupo F en el recinto albo.

En ese caso, Colo Colo entraría con la obligación de ganar para clasificar a octavos. Y eso significa, muchas veces, tener que arriesgar más de la cuenta, sobre todo si el tiempo corre y el marcador continúa en blanco. Y si un cuadro brasileño de por sí merece respeto, Fortaleza es capaz de provocarte el gran chasco, por más que no sea Palmeiras o Flamengo.

Tiene buenos jugadores el cuadro del estado de Ceará. Nada extraño, porque en el fútbol brasileño casi no tienen cabidas los “troncos”. Pero no sólo eso: este Fortaleza que viajará a Santiago para cerrar la disputa del grupo, va a tener muy poco que ver con ese equipo que debutó por la Copa  –y perdió- en su cancha frente a Colo Colo. Cinco partidos coperos le van a dar el rodaje suficiente para afrontar ese decisivo encuentro con toda la confianza y seguridad de los cuadros que no se asustan con compromisos de ese calado.