1 de mayo 2024

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  • El elenco itálico terminó  imponiendo sus términos frente al juvenil cuadro albo que debió saltar de apuro a la cancha de El Teniente. Tal como se sospechaba, bastó el gol de la apertura para que el débil entarimado del “Cacique” se desmoronara.

Por Eduardo Bruna


En su lucha por el título, Colo Colo ha sufrido dos traspié por lo demás previsibles, cuando se enfrenta a un rival profesional y con su plantel completo. Le había pasado en mayo, frente a Ñublense en Chillán, y le volvió a ocurrir –obviamente-, frente a un Audax Italiano que aprovechó la ganga para quedarse con los tres puntos, superando por 2-0 a la “patrulla juvenil” que debió improvisar el “Cacique”.

Y es que el Covid esta vez resultó aún más devastador. No sólo quedaron al margen prácticamente todos los integrantes del plantel de honor, sino que la pandemia restó, además, a aproximadamente veinte juveniles que habitan la llamada “Casa Alba”, en el Monumental. Colo Colo viajó a Rancagua con lo que tuvo a mano y así le fue, situación en la que el elenco itálico por cierto no tuvo ninguna responsabilidad.

Al cabo, ganar los Clásicos ha sido un arma de doble filo para el equipo popular. Si la celebración del triunfo frente a la “U”, en la primera rueda, le significó viajar “parchado” a Chillán, en esta oportunidad ganarle a Universidad Católica, y la consiguiente desatada celebración, le significaron tener que afrontar un panorama aún más adverso y más dramático.

Pero, ¿cómo prohibir un abrazo, un festejo o una celebración cuando se vence en un partido de ese calibre, si el fútbol es, por sobre todo, pasión?

Todos los esfuerzos que hizo Blanco y Negro por postergar este encuentro fueron en vano. Situación parecida habían vivido antes otros equipos, que debieron presentarse con lo que tuvieran a mano, y ciertamente con Colo Colo, más allá de su inmensa popularidad y arrastre, no podía hacerse una excepción. Curicó Unido, Unión La Calera, Cobreloa en la B y la “U” a nivel internacional, habían sufrido estragos parecidos en su momento.

Por lo demás, cuando existen autoridades nacionales ineptas, que han fallado una y otra vez con el control de la pandemia en otros ámbitos de la vida nacional, poner mano dura en el fútbol es un caramelo difícil de ignorar, por la tremenda repercusión que la actividad tiene a nivel nacional. Si  con el fútbol se ha sido implacable, y está muy bien, ¿alguna vez se supo de medidas en contra de aquellos que se metieron los protocolos por buena parte durante el verano en Zapallar, por ejemplo? ¿O contra esa multitud que, congregada en el Parque Alberto Hurtado, se burló a mandíbula batiente de los protocolos de las autoridades de salud frente a estos desbandes?

En el propio fútbol existió, en su momento, un  más que fundado caso de sospecha de suplantación de identidad respecto del arquero de Unión La Calera, pero aunque la situación en su momento fue más que gravísima, todo quedó en nada, sin que jamás se supiera que las autoridades, y la propia ANFP, en este caso, concretaran nunca la “acuciosa investigación” que, con bombos y platillos, se anunció en su momento.

Pero, ya se sabe, el fútbol es distinto. Para bien o, como en este caso, para mal. Aquí sí que hay que actuar con seriedad y mano dura, por el qué dirán.

Dado el escenario, las posibilidades de Colo Colo en su compromiso frente a Audax Italiano eran mínimas, por no decir nulas. No sólo porque el improvisado técnico –Eduardo Rubio- se vio obligado a echar mano a chicos de 16 años en varios casos, sino porque estos recién están volviendo a la actividad después de casi dos años absolutamente perdidos, en que ni siquiera tuvieron una competencia de series menores que, por lo demás, deja harto que desear en cuanto a competitividad.

La pregunta era: ¿cuánto podía soportar este juvenil cuadro albo? Lo curioso es que, contra todos los pronósticos, el equipo de Rubio aguantó toda la primera etapa y realizando una presentación más que digna. No sólo eso: durante esos 45 minutos iniciales, esta “patrulla juvenil” alba no fue menos que Audax Italiano. Si, como es lógico, el cuadro del “Vitamina” Sánchez se procuró un par de oportunidades claras de anotar, en el área itálica Muñoz también vivió más de una zozobra.

Pero se sabía, también, que un gol de Audax Italiano tendría que significar si no el derrumbe de los jóvenes albos, un golpe muy duro de asimilar. Porque una cosa es contener, y otra muy distinta salir a buscar. Y el precario tinglado albo se fue al suelo apenas reanudado el partido, luego de la falla ostensible de Jeyson Rojas, que esta vez actuando como zaguero central no advirtió nunca que a sus espaldas picaba Palacios. Controlado el balón, Palacios no tuvo ningún problema para cruzar el remate que, transformado en gol, comenzaba a escribir otra historia.

Curioso, pero al final de cuentas los más bajos del elenco albo fueron jugadores con algo de recorrido al menos, como Rojas, Jara y Villanueva.

Pocos minutos después, una falla ostensible del juvenil meta Fierro, que falló en un tiro de esquina, significó el gol en la boca del arco de Torres. Y entonces sí, asunto liquidado. Mientras Colo Colo no tenía con qué buscar mejor suerte, fue evidente que Audax Italiano sacó el pie del acelerador.  Cumplida la tarea, no se propusieron para nada humillar y golear a los cabros chicos. Tan considerados fueron que algunos jugadores itálicos hasta se acercaron a consolar a Fierro después de su grosera falla en el segundo gol.

PORMENORES

Campeonato Nacional. Partido válido por la fecha 29.

Estadio: El Teniente, de Rancagua.

Público: 800 espectadores, aproximadamente.

Arbitro: Cristián Garay.

AUDAX ITALIANO (2): Muñoz; N. Fernández, Labrín, Torres, Cereceda; Cornejo (46’ Alvarez), Bosso, Cabrera (9’ Ochoa); Montecinos (61’ Carmona), Palacios (61’ González), Aedo (89’ Crovetto).

COLO COLO (0): Fierro; Bravo, Toledo (62’ García), Rojas, Yáñez (77’ Suárez); Villanueva, Araya, Plaza (83’ Ottesen), Jara; D. Pizarro (77’ Pinto) y Rivera (62’ Díaz).

GOLES: Palacios a los 46’ y Torres (cabezazo) a los 55’.

Tarjetas amarillas: en Audax Italiano, Cornejo y Carmona; en Colo Colo, García.