La jornada de este jueves se presentaron los resultados del informe «Clases medias en tiempos de crisis. Vulnerabilidad persistente, desafíos para la cohesión y un nuevo pacto social en Chile», documento elaborado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) en cooperación con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En específico, dicho informe reúne diferentes análisis en torno a las clases medias en Chile, desde una visión histórica hasta su situación tras la crisis por el estallido social de octubre de 2019 y la pandemia por Covid-19 desde marzo de 2020. En este trabajo, además, los investigadores/as COES Emmanuelle Barozet (COES/FACSO UChile), Dante Contreras (COES/FEN UChile), Vicente Espinoza (COES), Modesto Gayo (COES/UDP) y María Luisa Méndez (COES/PUC) elaboraron también proyecciones respecto a la situación de este grupo, tomando en cuenta el proceso constituyente que se está llevando a cabo en el presente.
En concreto, y tras hacer una lectura hacia el pasado respecto de la situación de las clases medias en Chile, dicho documento establece que este grupo, aún tras 30 años de crecimiento económico, no consiguió tener una capacidad de ahorro que garantizara su bienestar en épocas de crisis. Al contrario, ante el escenario complejo del último tiempo quedó al descubierto que son muy frágiles para sobrellevar situaciones de shock.
Emmanuelle Barozet, investigadora principal de COES y coordinadora del estudio, sostuvo respecto a este que «contempla un foco respecto a la historia de las clases medias y su situación actual tras las crisis (…) donde podemos ver que son sectores gravitantes en la agenda y discurso político».
Por otro lado, puntualizó en que las clases medias «son grupos heterogéneos con trayectorias muy distintas, cuyos ingresos provienen netamente del trabajo, en sectores formales e informales. Por otro lado, en el ámbito educacional pueden haber diferentes niveles (primaria, secundaria y universitaria), y tienen altas creencias en la posibilidad de mejorar su situación a través de la educación o las de sus hijos. Por lo mismo, hay alto endeudamiento por educación». Este mismo endeudamiento, aclara, ocurre en términos de salud, lo cual «es muy preocupante al momento de entender cómo iban a enfrentar la crisis con ahorros que no habían».
Sobre la situación de estos grupos, Barozet establece que hay un triple desafío en contexto de crisis: «No volver a caer en la pobreza, disminuir la desigualdad, y a largo plazo salir de las trampas de los ingresos medios. Estamos enfrentando una gran crisis que nos hace replantearnos la noción de cohesión social«, indica la académica de Sociología de la Universidad de Chile, agregando que «estamos ante la posibilidad de tener sociedades pauperizadas sin el regreso de un mercado laboral contundente».
Sobre este punto, el informe señala que los gobiernos en estas tres décadas no invirtieron en beneficios estatales suficientes para mejorar la situación de gran parte de la población, ni tampoco se hicieron grandes cambios respecto a una reforma para crecer en capital humano. En realidad, y aunque se tenía un telón de fondo de bonanza económica, los gobiernos apuntaron a crear políticas de focalización en vez de hacer transformaciones de carácter universal. En tanto, recalca en que desde 2010 ha aumentado la segmentación en educación y en el mercado laboral, factores que no se han podido revertir con inversión pública ni de las familias chilenas.
Paula Escobar, periodista y académica de la Universidad Diego Portales, comentó como invitada al seminario de presentación que «las clases medias son una identidad muy valorada. Hay algo muy chileno en la idea de pertenecer a este grupo. Sin embargo, hoy en día está en la posibilidad de caer en la pauperidad después de las crisis, lo cual no vieron los políticos».
«Se acabó la ilusión de las clases medias de que podían salir de la incertidumbre gracias a la educación. Además, tras el estallido social se agregó el factor de la rabia, tomando en cuenta que no son suficientemente ricos para sobrellevar las crisis, ni tan pobres para acceder a algunos beneficios del estado. En realidad, el discurso de la meritocracia que implicaba que mediante estudios la clase media podía surgir está truncado», sostuvo la periodista.
«Este estudio es un llamado a las etiles chilenas, políticas y económicas, para que reviertan la desconexión respecto a las otras clases, ya que aseguran sus rentan en un modelo capitalista e individualista. No puede haber futuro sustentable si las elites no se dan cuenta de que no es viable un país donde ellos viven con estándares de países desarrollados y no ven cómo vive el resto», concluyó Escobar.
En esta línea, advierte el informe, cabe preguntarse: ¿de qué manera está conectada la clase media con los episodios coyunturales como el estallido social? ¿Qué espacio tiene en la agenda pública la clase media? ¿Qué discusiones se darán en el proceso constituyente, y qué se tomará en cuenta de las demandas de la clase media?
Las proyecciones en el plano político, dictamina el documento, dan cuenta de que en la escritura de una nueva carta fundamental es imprescindible incluir las peticiones de las clases medias, considerando que fueron un elemento clave en la movilización del estallido social, y uno de los grupos más golpeados tras ambas crisis.
De esta manera, es importante entender que en el futuro el proceso constituyente podría generar nuevos escenarios políticos que eclipsen la sensación de abandono por parte de las clases medias. Prestaciones sociales de emergencia ante situaciones de shock y crisis, garantías de bienestar y políticas públicas universales podrían ser factores que mejoren la vida de gran porcentaje de chilenos. Este cambio en cómo se relaciona el poder político en relación a la ciudadanía, podría dejar atrás tres décadas en las que hubo clara desconexión con los grupos populares en Chile.
Rodrigo Martínez, oficial superior de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de CEPAL, indicó en la instancia que «el proceso constituyente le da una oportunidad única a Chile para generar un cambio desde la competencia hasta la cohesión y colaboración, con nuevos pactos sociales».
«El estallido social dio cuenta de que en Chile se estaba mal y se necesitaba un cambio», argumentó Martínez, quien enfatizó además en que las clases medias son un grupo difícil de definir: «hay una relación en conjunto de cómo se ven las personas y dónde se ubican en términos de clases. Los elementos que son factores de estas percepciones dependen de la educación de los apellidos, el patrón de consumo, el territorio y la migración. Cuando hablamos de cómo nos distribuimos en los estratos hay ámbitos de variables que valen la pena considerar», dijo el oficial del CEPAL.
Por otra parte Dante Contreras, investigador principal y subdirector de COES, concluyó que el proceso constituyente es un espacio esencial para construir un nuevo pacto social en Chile: «¿Cómo conformamos una sustentabilidad social? La oportunidad está en el proceso constituyente, donde se puede salir jugando. Está el desafío de que la elite, o las tres comunas, se sumen al esfuerzo por un pacto social, donde nos veamos todos a la cara en un espacio de crecimiento», aseguró el académico de la Universidad de Chile.
Por otro lado, indicó que «en el mediano plazo es clave saber cómo se recuperará el empleo, el cual se ha precarizado y se ha concentrado en las mujeres. Además, las firmas se han adaptado tecnológicamente en el trabajo, lo cual será difícil y podrá un desafío en el mediano plazo», sostuvo respecto al mercado laboral actual, añadiendo que «los sistemas de protección social en Chile son precarios. La disponibilidad de recursos para mejorara la situación estarán limitados. Es una situación que nos acompañará por años«, concluyó.
Por otro lado María Luisa Méndez, investigadora principal y directora de COES, comentó sobre el informe que «es el resultado de una cooperación entre COES y CEPAL, en la que recogemos un interés común por pensar en la cohesión social hoy, que tiene características y desafíos respecto a la democracia, rol del Estado y las forma de desigualdad y exclusión».
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