- El chileno (23º) derrotó al brasileño Thiago Seyboth Wild (76º), por 6-7(1), 7-5 y 6-3, y este martes enfrentará al noruego Casper Ruud (8º) en octavos de final
Por Sergio Ried de Revista El Ágora
En un ambiente futbolero, con dos barras gritando sus clásicas consignas, enarbolando banderas y, cómo no, la «torcida» brasileña bailando samba en cada punto ganado por Thiago Seyboth Wild, se desarrolló este partido de tenis, que más pareció de fútbol o de Copa Davis.
Una hora y cuarto de juego sin rallies, con suspensiones por llovizna y una aparatosa caída del brasileño, fueron la tónica del primer set. Con ambos manteniendo sus servicios, seis ocasiones de quiebre desperdiciadas por Nicolás Jarry y ninguna para Seyboth Wild, llevaron el partido a un tiebreak.
Muchas argucias para descontrolar al rival por parte del paranaense, que además sufrió una caída en el último punto del décimo segundo game, que le provocó un pequeño raspón en la parte superior de su dedo pulgar, que aprovechó para detener el juego por varios minutos.
Al reanudarse el partido con un tiebreak, se puso rápidamente arriba por 3-0 ante dos errores no forzados del nieto de Jaime Fillol, y de ahí en adelante todo fue coser y cantar para el brasileño, que terminó su tarea de demolición con un aplastante 7-1. Set celebrado con gritos, cánticos y banderas por la «torcida”.
SEGUNDO ACTO
Lo que siguió fue muy similar a lo del primer parcial, con la diferencia que nuestro número uno, subió su nivel de juego, mejoró su revés y mantuvo un elevado porcentaje de puntos ganados con su primer saque.
Esto provocó que cuando nuevamente el set se encaminaba a un nuevo tiebreak, Nico quebrara el saque a Thiago en el décimo primer game y se llevara la etapa por 7-5.
A TODO JARRY
Siempre ocurre que cuando un tenista está jugando sobre su nivel, llega un momento en que baja dos rayitas y su rival, manteniendo el suyo, termina pasándole por arriba. Esto le ocurrió a Seyboth Wild, que además se encontró con el mejor Jarry del último tiempo, metiendo un 81% de primeros saques y mostrando una derecha implacable, más un ataque constante que terminó por minar la resistencia de su rival.
Finalmente, el brasileño,quien, además de ser arrollado por Jarry, demostró ser un mal deportista, con ademanes fuera de lo normal, retirándose de la cancha sin saludar al juez de silla, como es el protocolo, y empujando al chileno para abrirse paso.
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