- Sin establecer rotunda superioridad sobre rivales que rondan el número cien en el ranking, la primera raqueta nacional sacó adelante una tarea que, por sus propios complejos, se le hizo dura.
Por JULIO SALVIAT
Lo que no logró con multitudes en las graderías y aliento ruidoso lo consiguió en un estadio vacío en el que la decena de espectadores ni siquiera podía hablar.
En el silencioso y deshabitado court central de San Carlos de Apoquindo, Cristian Garín consiguió su primer título como local, algo que un chileno no conseguía desde los tiempos gloriosos de Fernando González.
Sin la cara triste que lo caracteriza, con la cabeza un poco más levantada que de costumbre, con las piernas moviéndose cuando se aprestaba a cada devolución y sobre todo con un saque de primer nivel, el número uno del tenis chileno bregó durante dos horas y media para derrotar al argentino Facundo Bagnis (115º del mundo) por 6-4, 6-7 (3) y 7-5. Y, también en silencio, recibió el quinto trofeo de vencedor en torneos de la ATP, su 17º título oficial en su carrera y se encaramó al 20º puesto del ranking mundial.
Como refleja el marcador, le costó al chileno sacarse los complejos que lo achatan cuando juega en casa. Quebró en el momento preciso, cuando estaban 3-3 en el primer set, y eso le bastó para adjudicarse la manga. En el segundo set quebró en el sexto juego, y no logró mantenerlo. Y lo mismo le ocurrió en el tercero: quebró en el sexto juego y le quebraron de vuelta. El quiebre para el título lo hizo cuando el argentino sirvió en procura de un nuevo tie break.
Hay algo que le impide a Garín establecer las diferencias que ostenta con rivales que bordean el número cien. Aparte del paseo con Alejandro Tabilo (165º) en el debut (6-2, 6-2), se complicó con todos sus rivales, aunque vino a perder el primer set ya en la final. Contra el peruano Juan Pablo Varillas (169º) no demostró ser tanto mejor y venció por 6-4, 6-4, y lo mismo sucedió ante el colombiano Daniel Galás (117º), al que derrotó por 6-4, 6-3. A todos, con excepción de Tabilo, les ganó sin mostrar categoría. Sin establecer las reglas más convenientes para su juego.
La mejor prueba la dio ante Bagnis. No se notó la diferencia de cien puestos que hay en sus respectivos escalafones. Comenzando el partido, casi pierde el cuarto juego. Dos furibundos primeros servicios le evitaron el bochorno. En el sexto de nuevo casi le quiebran y de nuevo lo salvó el servicio. El quiebre en séptimo, algo muy frecuente en el tenis, le dio la ventaja decisiva. No cometió errores en el octavo, quedó en cero en el siguiente y cerró el set con autoridad mediante un as.
La segunda manga tuvo su remezón en el tercer juego, cuando Garín quebró aprovechando cuatro errores consecutivos de Bagnis. Pero en el cuarto los fallos fueron suyos y no logró confirmarlo. Enfrascado en una discusión con el umpire, recuperó su tranquilidad y tuvo dos posibilidades de romper el servicio, pero Bagnis volcó bien su afligida situación. El chileno logró tres ases consecutivos en el octavo juego y tuvo momentos brillantes en el décimo, que culminó con una volea impecable. Pero ya mostraba también enormes debilidades en la devolución. Finalmente el tie break fue un martirio para el nortino: Bagnis tomó ventaja tempranamente y no sólo la mantuvo sino que la amplió para ganar 7-3.
El set definitivo también tuvo quiebres sucesivos a mitad del set y los protagonistas parecían encaminarse a otro tie-break. Hubo juegos en que todos los puntos se definieron con errores y otros que culminaron de manera genial. Garín tuvo un doble punto de quiebre en el sexto juego y lo concretó. Pero como en el anterior, no pudo confirmarlo después de malograr un 0-30 con devoluciones blandas que le permitieron a Bagnis atacar y definir en la red.
El carácter negativo de Garín quedó al descubierto cuando Bagnis sirvió estando 4-5: curiosamente, el chileno no arriesgó en ninguno de sus impactos y se limitó a pasar la pelota por el medio de la cancha y sin profundidad. Así le fue: quedó en cero. Igualados a 5, quedó 15-40 con su servicio, pero un as lo acercó, un buen ataque lo igualó, una gran derecha lo puso en ventaja y un gran revés lo dejó 6-5.
Y llegó el momento culminante: sirvió Bagnis, y Garín ganó el primer punto. Una doble falta del argentino alentó más al chileno. Un tiro del visitante a la red amplificó el optimismo nacional. Un revés impecable de Bagnis estrechó la cuenta. Pero otra pelota larga del sacador definió todo.
Garín se fue al suelo de espalda y cuando se levantó mostró por fin la sonrisa de un ganador.
Así culminó un torneo triste en su desarrollo y alegre al final. Nicolás Jarry tuvo el infortunio de encontrarse en primera ronda con uno de los buenos, el estadounidense Frances Tiafoe (62º) y cayó jugando bien un partido que se definió con triple tie break, todos con el mismo marcador: 9-7. El cuarto chileno, Tomás Barrios (259º), cayó en primera ronda ante su compatriota Alejandro Tabilo por 6-3, 6-4.
El torneo de dobles se lo adjudicó la pareja integrada por el argentino Máximo González y el italiano Simone Bolelli, que vencieron a la dupla del argentino Federico Delbonis y el español Jaime Munar.
El punto que coronó a Cristian Garín:
Hometown Hero ??
?: @TennisTV | @Garin_Cris pic.twitter.com/mp4EcXWLMW
— ATP Tour (@atptour) March 14, 2021
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