23 de noviembre 2024

AQUÍ Y AHORA

NOTICIAS

  • En una soberbia actuación, el chileno (23º) derrotó al noruego Casper Ruud (7º) por 7-6 (3) y 6-3 y enfrentará por cuartos de final al ruso Daniil Medvedev (3º), el campeón defensor

Por Sergio Ried de Revista El Ágora


Veinte años tuvieron que pasar para que un chileno, Fernando González , alcanzara los cuartos de final de un Masters 1000, y este martes lo consiguió Nicolás Jarry jugando un tenis impresionante, frente a Casper Ruud, uno de los jugadores más duros del circuito.

Gran comienzo de Nico, que quebró el servicio del noruego en el primer game, para adelantarse 2-0 con su saque. Ventaja que no le duró mucho, porque Ruud le devolvió el quiebre en el sexto juego, para seguir cada uno ganando su saque hasta llegar al tiebreak.

Ahí vimos a un gran Jarry, que demuestra cada día más seguridad en sus golpes y una confianza que le permite mantener la pelota en juego, sin cometer errores. Algo muy difícil cuando al frente hay una muralla como Casper Ruud, un eximio devolvedor, que por algo llegó a una final del US Open y alcanzó el número 2 del mundo.

Como se esperaba, por el desarrollo del partido, se llegó al tiebreak, donde nuestra Torre de Vitacura consiguió dos tempraneros mini breaks, para alzarse con la victoria 7-3 y adueñarse así de la primera manga por 7-6.

JARRY PASÓ LA APLANADORA

El segundo parcial fue una verdadera exhibición del chileno, que sólo cedió cinco puntos con su primer saque y ganó un porcentaje elevadísimo de derechas, generalmente cruzadas, que eran lo indicado para incomodar al noruego.

La mano del nuevo integrante de su cuerpo técnico, el argentino Juan Ignacio Chela, comienza a notarse en la seguridad que ha alcanzado Nico en sus golpes y la confianza que irradia en la cancha.

Dos quiebres, en el sexto y octavo games, pusieron al chileno en ventaja 5-2, para luego hacerse del set por un contundente 6-3.

Este nuevo Jarry no tiene techo y ya coquetea con el top ten, que de continuar jugando así, le llegará muy pronto.

Por ahora, sólo concentrarse en destronar al durísimo Daniil Medvedev, que no cederá tan fácilmente su trono de Miami.