5 de mayo 2024

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En el marco de los discursos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó que «la guerra contra las drogas ha fracasado».

«Se ha producido un genocidio en mi continente. En mi país han condenado a las cárceles a millones de personas para ocultar sus propias culpas sociales, le han echado la culpa a las selvas y a las plantas». «La selva se quema mientras ustedes hacen la guerra» y «destruir la selva, el Amazonas, se convirtió en la consigna que siguen Estados y negociantes», fueron algunas de las frases respectivas a la política de las drogas en el país.

Así, el mandatario colombiano agregó que «para destruir la planta de coca arrojan venenos, glifosato en masa que corre por las aguas, detienen a sus cultivadores y los encarcelan. (…) ‘Destruir la planta que mata’, gritan desde el norte, pero la planta no es sino una planta más de las millones que perecen cuando desatan el fuego sobre la selva».

«La culpable de la adicción a las drogas no es la selva, es la irracionalidad de su poder mundial», agregando que «40 años ha durado la guerra contra las drogas, si no corregimos el rumbo y esta se prolonga otros 40 años, Estados Unidos verá morir de sobredosis a 2.800.000 jóvenes por fentanilo, que no se produce en nuestra América Latina».

En esta línea, el presidente Petro señaló: «¿Qué es más venenoso para el ser humano, la cocaína o el carbón o el petróleo? El dictamen del poder ha ordenado que la cocaína es el veneno y debe ser perseguida, así solo cause mínimas muertes por sobredosis y más por las mezclas que provoca su clandestinidad dictaminada (…) En cambio, el carbón y el petróleo deben ser protegidos así su uso pueda extinguir a toda, toda la humanidad», señaló Petro. Añadió que detrás de la adicción a la cocaína, las drogas, el petróleo y el carbón, “está la verdadera adicción de esta fase de la historia humana», que es el «poder irracional a la ganancia y al dinero».

En tanto, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia se dirigió a todos los países presentes diciendo que «les demando acabar con la irracional guerra contra las drogas. Disminuir el consumo no necesita de guerras, de armas. Necesita que todos construyamos una mejor sociedad, más solidaria, más afectuosa, donde la intensidad de la vida salve de las adicciones y de las nuevas esclavitudes. ¿Quieren menos drogas? Piensen en menos ganancias y en más amor».