28 de marzo 2024

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  • Es la única salida para sacarnos rápido y efectivamente la frustración futbolera que nos embarga. Por la plata no se preocupen: sería la primera cita planetaria de la pelotita “tipo malón” (todos aportan algo).

Por Ele Eme


Qué rabia quedar fuera de un segundo Mundial de fútbol consecutivo. Y qué pena la forma. Las lágrimas de Medel y Vidal no eran por caer ante Uruguay en la última fecha, sino por no saber abrochar ese partido maldito con Bolivia en junio último, no haber sacado más que un punto contra Colombia en el Nacional y perder en Venezuela (gracias por nada, señor Rueda), entre otros papelones que nos terminarían pasando la cuenta.

Se me ocurre como la gran solución para levantarnos moral y futbolísticamente como nación proponerle a la FIFA la realización de un “mundial de los picados”.

Hasta le tengo los grupos. Tome nota y disfrute lo parejitos que me quedaron:

Grupo A
Italia / Venezuela / Nigeria / Brunei

Grupo B
Suecia / Paraguay / Argelia / Malta

Grupo C
Noruega / Bolivia / Kazajistán / Costa de Marfil

Grupo D
Colombia / Grecia / Sierra Leona / Vietnam (claramente, “el grupo de la muerte”)

Grupo E
Egipto / Irlanda del Norte / Jamaica / Burkina Faso

Grupo F
Honduras / Liechtenstein / Zambia / Austria

Grupo G
Haití / Rumania / Sudáfrica / Filipinas

Grupo H
Chile (cabeza de serie, qué te creís) / Hungría / Irak / Mali

En cuanto a estrellas no nos vamos a quedar. Además de los créditos de nuestra rutilante Fundación Las Rosas del balón, este torneo paralelo contaría con monstruos como el egipcio Salah, los colombianos James Rodríguez y Cuadrado, los noruegos Haaland y Ødegaard, el gran Zlatan por Suecia y los italianos Verratti e Immobile.

Nada que envidiarle a los que se van a asar de calor en Qatar, ¿verdad? Lo que me recuerda otra ventaja de esta cumbre alternativa de pichangueros Vip: acá los partidos no se van a parar cada diez minutos para que los jugadores se hidraten. Súmele el ánimo revanchista de este selecto puñado de losers y tendrá llaves mucho más reñidas y encuentros definitivamente más atractivos.

Es cosa de imaginarse la final (entre La Roja e Italia si se alinean los planetas y la mano negra no se mete antes), programada para el mismo día y hora que el mundial “oficial”. Ese 4 a 4 definido con gol de oro de Montecinos en el alargue opacaría largamente la somnífera definición a penales entre Argentina y Francia, escenificada en la calcinante Doha.

Acuérdese de mí: de concretarse esta idea el 2022 pasaría a la historia como el año del “Mundial de los picados”. ¿Qué cuál sería la sede? Todas y ninguna a la vez: cada país participante se pondría con sus respectivas canchitas, pues. No están las cosas para gastos extra.