29 de marzo 2024

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Se pensaba que este US Open, por las ausencias de Rafael Nadal, Roger Federer, el campeón defensor el austriaco Dominic Thiem, Serena Williams y otros llamados a ser animadores de esta fiesta neoyorkina, carecería del atractivo y la competitividad que le es habitual. Pero con lo que nadie contaba era con la aparición de dos jovenes que iban a revolucionar al mundo del tenis y darle una capa de frescura a un torneo que en su rama femenina estaba perdiendo su interés y el glamour que le dieron en su momento las hermanas Williams, Hingis, Seles, Sharapova, Kournikova y otras, debido principalmente a que ninguna de las actuales lograba asentarse como una real número uno y ninguna de las que se sucedieron en el trono tenían el juego, el carisma ni el atractivo de sus antecesoras.

Por SERGIO RIED

Todo esto lo borraron de una plumada dos chicas de 18 años que partiendo desde muy abajo fueron de victoria en victoria hasta llegar a la inesperada e inédita final entre ellas. La más joven,  Emma Radunescu una británica de origen filipino de 18 años cumplidos el 13 de noviembre de 2020, que tuvo que ganar !NUEVE PARTIDOS! para alcanzar la final, debido a que venía de las qualies. Y lo hizo sin perder un solo set.

La segunda, Leylah Annie Fernández, canadiense, hija de un futbolista ecuatoriano, con 19 años cumplidos durante el campeonato, que se dio el lujo de dejar en el camino a la dos veces ganadora del US Open, la japonesa Naomi Osaka, a las ex número uno del mundo Ashleyh Barty y Angelique Kerber, a Elina Svitolina y a Aryna Sabalenka.

Casi nada para dos teenagers. Una, la canadiense, 73 del mundo y su rival británica la 150, quienes como si fuera poco nos regalaron una final dramática y de gran categoría, que finalmente consagró como campeona a Emma Radunescu quien derrotó a la favorita del público, la canadiense, por un contundente 6-4 6-3 que resulta mentiroso para lo que se vió en la cancha.

El poderío físico, los golpes duros de ambos lados de la británica y lo completo del juego de la zurda de Ontario, dieron como resultado un partido emotivo, lleno de matices y de incierto resultado hasta el último punto. Añadiendo al drama una caída de Emma que le produjo una herida en su pierna izquierda que obligó a suspender las acciones en un momento crucial de la definición del partido.

Testigos de este duelo memorable fueron las más de 25 mil personas que repletaron el Arthur Ashe, el estadio de tenis más grande del mundo y millones que lo vimos por televisión en todo el planeta. Podremos decir que estuvimos en este renacimiento del tenis femenino gracias a estas dos jóvenes súper campeonas, que de seguro darán mucho que hablar en la próxima década.