18 de mayo 2024

AQUÍ Y AHORA

NOTICIAS

La versión 2022/2023 de LaLiga no solo atrae por una renovada batalla entre el Real Madrid y el Barcelona. También por la lucha dentro del área que librarán el francés Benzema y el polaco Lewandowski, dos de los más mortíferos artilleros de los últimos 15 años.

POR JOSÉ ROGGERO

Luego de varios años en que el morbo lo acaparó la lucha entre los gigantes ingleses de la Premier League, nuevamente LaLiga quiere erigirse como imán de la atención del fútbol mundial.

Y no solo por una renovada batalla entre un imbatible Real Madrid y un renacido Barcelona. Esta vez, como en los mejores años de la lucha sin descanso entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, la disputa por la supremacía entre merengues y culés tendrá una escenificación individual a punta de goles entre el francés Karim Benzema (34 años) y el polaco Robert Lewandowski (33).

Desde que ambos debutaran a fines de la primera década de este siglo, casi 900 veces los arqueros que los enfrentaron a nivel de clubes sucumbieron ante sus infalibles disparos.

Es cierto, el polaco supera al galo en cantidad de goles. Y por no poca diferencia: 509 contra 389. Sin embargo, el francés saca ventaja con 31 títulos con el Olympique de Lyon, el Madrid y Francia, contra los 26 del eslavo conseguidos en el Lech Poznan, Borussia Dortmund y Bayern Münich.

En la última temporada a nivel colectivo Benzema también lució más.

El Real Madrid ganó LaLiga y la Champions League impulsado por un Benzema tan asesino como nunca. Anotó 44 tantos en 46 partidos. Además, fue el máximo goleador tanto en Liga (27) como en la máxima competición de clubes (15).

El Bayern Münich ganó la Bundesliga y la Supercopa alemana. En esas campañas Lewandowski convirtió 50 goles en 46 partidos en total.

A cifras parejas, valen más las de Benzema. Estuvo en momentos claves del título madridista en la Champions League, como en la remontada al PSG con un hat-trick o en cuartos de final contra el Chelsea, convirtiendo también tres goles.

 

Pero, aunque reciente, todo aquello es historia. Lo justo es evaluar las posibilidades de ambos en el segundo torneo más importante del mundo, que parte el próximo 12 de agosto.

La ventaja inicial la tiene Benzema. No solo por sus cualidades intrínsecas. Sobre todo, porque lleva lidiando más de una década en una competencia claramente superior a la Bundesliga, donde el polaco se acostumbró a brillar no sin una pizca de comodidad gracias al monopolio del Bayern Münich. El francés, en cambio, ha debido bregar siempre en una competencia en la que la guerra con el Barca es un desafío sin parangón y todavía desconocido para Lewandowski.

También corre a favor del Gato jugar en un elenco consolidado, que lo ha ganado todo en el último tiempo, dando prueba de un carácter indomable. La plantilla está prácticamente intacta y ha sido reforzada con un central de nivel mundial, como el alemán Rüdiger, y uno de los nuevos titulares de la selección francesa, el volante Tchouameni. La mezcla de veteranos o consolidados, como Courtois, Alaba, Eder Militao, Kroos, Modric, con nuevas estrellas, como Valverde, Camavinga, Vinicius Junior, Rodrygo, garantiza al DT Carlo Ancelotti un piso sólido para mantenerse en el pináculo.

 

Lewandowski, en cambio, no solo deberá acoplarse a un torneo de un nivel inhabitual para él. Además, tendrá que encajar en un equipo que a través de un severo rejuvenecimiento –Pedri, Gavi, Ansu Fati y Ferrán Torres- recuperó parte de su poderío en el tramo final del campeonato pasado y que con nuevas piernas frescas –el marfileño Kessié, el danés Christensen, el brasileño Raphina y la joven promesa hispana Pablo Torre- intentará repetir su época de gloria cuando Messi era el rey. Pero posiblemente el mayor aliciente para Lewandowski es ser dirigido por un Xavi Hernández, tan clarividente ahora en la banca como antes dentro de la cancha, que seguramente sabrá rodearlo de compañeros capaces de darle todas las ocasiones que un goleador como él no desaprovechará.

Antecedentes para todos los gustos. Lo único válido será la precisión que cada cual luzca fecha a fecha en un duelo apasionante y con morbo a raudales.