26 de abril 2024

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  • La esperanza de que Calama fuera el lugar propicio para ganar a Argentina se diluyó porque hubo jugadores que no estuvieron a la altura. De aquí en adelante viene el martirio: nada asegura que La Roja gane algún punto. 

Por Julio Salviat


A 2.400 metros de altura, Calama aparecía como el gran aliado para repetir en clasificatorias mundialistas el único triunfo que le concede la historia sobre una selección argentina: ese del gol de Fabián Orellana hace ya 14 años. Diferenciados en puntaje, individualidades y precios, sólo la falta de oxígeno, tan temida por los trasandinos, podía equilibrar el duelo e incluso volcarlo a favor de La Roja.

Otro elemento que podía alentar el optimismo chileno era el Covid. Pero los rezos para que los argentinos se contagiaran proporcionalmente a las cifras de su país tampoco fructificaron: sólo el entrenador, su ayudante y dos jugadores de poca monta se quedaron sin viajar. Y ninguno más se enfermó en el camino.

De este modo, las ausencias parecían afectar más a los dirigidos de Lasarte que a los entrenados por la dupla de repuesto, conformada por los ex jugadores Walter Samuel y Roberto Ayala. Sin sus dos laterales (Mauricio Isla y Eugenio Mena), y sin su gran pulmón del mediocampo (Arturo Vidal), La Roja miraba además con preocupación las confirmaciones de última hora de tres valores en duda (Charles Aránguiz, Erick Pulgar y Paulo Díaz).

Todo eso se juntó para que Chile perdiera el partido, se quedara con sus pobres 16 puntos y mirara desde mucho más lejos el Mundial de Qatar. Después del 1-2 con Argentina en el mejor escenario que podía encontrar, nada asegura que Chile gane algún partido o siquiera algún punto en los compromisos que le quedan: Bolivia en La Paz, Brasil en el Maracaná y Uruguay en casa.

Pudo tener mejor suerte La Roja, en todo caso. Los dos goles argentinos fueron evitables. El primero nació de un grueso error de Sebastián Vegas, que calculó mal una barrida a Ángel Di María y le dejó el campo libre para que se acercara al área y culminara su maniobra con un zurdazo formidable. El otro se produjo cuando Claudio Bravo ya había avisado que no podía seguir. Tardó mucho el cambio, ningún jugador le dio importancia a lo que sucedía y el arquero no tuvo los recursos acostumbrados para atrapar o echar hacia un costado un remate de distancia que no parecía revestir peligro mayor. La pelota rebotó hacia el centro de la cancha, y por ahí husmeaba Lautaro Martinez, para definir sin problemas.

Aunque resulte difícil de creer, en la hora de juego que faltaba Argentina nunca más amenazó al arco chileno. Bryan Cortés detuvo un remate recto y débil de Di María, y eso fue todo.

Después de la temprana anotación trasandina, Chile reaccionó con calidad. Siguió teniendo problemas por el lado de Vegas, pero la pelota pasó a ser propiedad de los rojos. La celebrada igualdad, a los 20’, fue obra de Marcelino Núñez y gracia de Ben Brereton. El centro preciso del volante de la UC no era gol sin Brereton, que se elevó como Iván Zamorano y cabeceó como Jorge Robledo, chileno inglés como él.

En desventaja por segunda vez, La Roja volvió a rozar la igualdad después de una sucesión de paredes entre Brereton y Alexis Sánchez, más un poderoso remate de Paulo Díaz, que obligó a mostrar sus reflejos al arquero Emiliano Martínez.

Se arregló la defensa después del descanso con el ingreso de Gabriel Suazo en el lugar de Vegas, y el dominio del equipo nacional fue persistente. Y algo mejoró también el ataque con la incorporación de Mauricio Isla. Fue entonces cuando afloraron las maña rioplatenses y el partido entró al clima que les convenía:  juego discontinuo, maniobras dilatorias, teatralización permanente. Recién a los 81’ se vino a producir una maniobra clara y peligrosa: centro de Joaquín Montecinos, que al igual que Suazo fue muy buen aporte, y cabezazo deficiente de Brereton. Y un par de minutos después, maniobra calcada: centro de Montecinos desde la derecha y esta vez el empalme del Gringo fue perfecto, solo que su testazo provocó una atajada soberbia de Martínez.

En el balance positivo.quedan las destacadas actuaciones de Medel, Núñez, Aránguiz, Brereton y Alexis, más los aportes de Suazo y Montecinos. En el negativo, la inseguridad de Vegas, la imprecisión permanente de Maripán, el infortunio de Bravo, los tres que parodiando a Calama no estuvieron a la altura.

PORMENORES

CANCHA: Estadio Zorros del Desierto, de Calama.

PÚBLICO: 8.000 espectadores, aproximadamente.

ÁRBITRO: Anderson Daronco, de Brasil.

CHILE (1): Claudio Bravo (35’, Bryan Cortés); Paulo Díaz (60’, Mauricio Isla), Guillermo Maripán, Gary Medel, Sebastián Vegas (46’, Gabriel Suazo); Marcelino Núñez (60’, Joaquín Montecinos), Erick Pulgar, Charles Aránguiz; Eduardo Vargas (85’, Víctor Dávila), Ben Brereton y Alexis Sánchez. DT: Martín Lasarte.

ARGENTINA (2): Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez, Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul (71’, Giovani Lo Celso), Leandro Paredes, Alejandro Gómez, Nicolás González (71’, Marcos  Acuña); Ángel Di María (85’, Ángel Correa) y Lautaro Martínez (78’, Julián Álvarez). DT: Walter Samuel.

GOLES: 9’, Di María (A); 20’, Brereton, cabezazo (CH); 34’, L. Martínez (A).

AMONESTADOS: Vegas, Maripán, Pulgar, Sánchez y Montecinos (CH); Otamendi, De Paul, Paredes y Tagliafico (A).

EXPULSADOS: No hubo.

El compacto de la dolorosa derrota de La Roja: